30 de junio de 2011

Era sencillo, como el respirar.

¿Que qué me pasa? No es tan difícil de adivinar. 
Me pasa la impotencia, las ganas de llorar, de mandarlo todo a la mierda. Me pasa que te quiero, que no consigo olvidarte, que no sales de mi mente, ni de mi corazón, ni de mi alma. Me pasa que nos complementamos, que si tú no duermes, yo padezco insomnio, que si tú estás mal, yo me rompo por dentro. Me pasa que te necesito como en mi vida había necesitado a nadie. Me pasa que aunque intente olvidarte, tú vuelves una y otra vez, por casualidad, por destino... llámalo x.
Me pasa que te quiero, simple y sencillamente, y cada día se me hace más largo este camino que llaman vida, aunque no sé si puede recibir ese nombre en mis circunstancias, pues vivo sin vivir en mí realmente, vivo como una zombie, haciendo todo lo que hago por hacerlo, sin alicientes ni ilusiones que hagan de esto una VIDA. 
¿Que qué me pasa? 
Me pasas tú.

27 de junio de 2011

Leave the past behind me.

Y correr, gritar, saltar. Que sí, que ya soy libre. De ti, de tus besos y caricias, ya me olvidé. Que vivo por y para el mañana, sin pensar en el pasado, dejándolo donde debí dejarlo hace mucho tiempo. Hoy voy a desmelenarme, a saltar por las calles, a poner la música a todo volumen y a bailar como una loca hasta que la noche acabe y los primeros rayos de sol despunten por el horizonte. Voy a beber hasta que mi hígado no pueda más, y a correr como si no hubiera un mañana para mis ojos. 
Es esa sensación. Esa que te obliga a hacer locuras porque sí. Es el verano que tira de ti y te arrastra hacia lugares que nunca pensaste que visitarías. Es el amor de verano, que te sonríe cada día. Es la sensación de poder volver a sentir sin remordimientos, sin ataduras. 
Sin duda, puedo afirmar que HOY MI VIDA COMIENZA.

21 de junio de 2011

-¿Y tú? ¿Cómo es tu hombre ideal?
+¿Mi hombre ideal? Mi hombre ideal sería alto y moreno. Sería alguien profundo, gracioso. Una persona profunda, que supiera hacerme reflexionar sobre las cosas, pero que a la vez me las facilitara. Alguien que tiene interés por el saber, que se preocupa por la gente que quiere. Sencillo, a la vez que tremendamente complicado. Alguien que me haga sentir que cuando estoy con él, estoy segura, pues él me cuida como ninguno. Mi hombre ideal es ese que con una mirada puede decírmelo todo. Aquel que no me diga muchas veces que me quiere, pero que cuando me lo diga, sea porque de verdad lo sienta. No es alguien que me regale todos los días cosas materiales recuerdo de una fecha. No. Es aquel que me regale el menor número de cosas posibles, pero que con un beso, o una sonrisa, sepa darme el mejor de los regalos: la felicidad. Esa felicidad adictiva, esa felicidad que se contagia.

19 de junio de 2011

Si me olvido del sonido de tu voz... no tengo donde agarrarme.

Quizá esté cometiendo el mayor error de mi vida, quién sabe. Quizá estoy esperando a alguien que nunca llegará, que por más que desee que aparezca nunca lo hará. 
Pero bueno, ¿Acaso no dicen que a veces hay que dejarse llevar por el instinto? Pues eso hago. Y mi instinto me dice que alguien perfecto está a punto de llegar, que ya casi puedo sentirlo, olerlo, tocarlo... pero que aún es demasiado pronto para verlo.
Puede que no sea verdad, que mi subconsciente me esté jugando una mala pasada de nuevo, pero si algo tengo claro, es que no me daré por vencida. Porque, una vez, prometí que haría a una persona infeliz, la más feliz del mundo. Juré que la protegería, que nunca dejaría que nadie le hiciese el más mínimo daño. Sin embargo se me está escapando de las manos, pues esa persona se cansó de mi ayuda: o ya no la quiere, o siente vergüenza por necesitarla tanto. El caso es que yo necesito volver a su lado, para coger los dos de nuevo juntos las riendas de nuestra vida, e ir allá donde nada ni nadie pueda molestarnos, donde los sueños se hacen realidad, nuestros sueños.
La cruda realidad de hoy en día es que poca gente sabe ponerse en el lugar de otra persona. Quizá sea ese nuestro mayor problema. No sabemos pararnos en medio de una discusión y pensar: ¿Qué estará sintiendo la otra persona? Quizá me estoy pasando y le estoy haciendo daño. Pero no. Nosotros gritamos, descargamos toda nuestra furia en cuatro frases dichas por decir, sin siquiera pensarlas antes de que salgan por nuestra boca. Claro está que a los 10 segundos de haberlas dicho, nos arrepentimos completamente, e intentamos rectificar, pedir perdón... 
Aunque no todos. Algunos, aunque saben que se arrepienten con toda su alma, jamás pedirán perdón, jamás serían capaces de perder su orgullo, de admitir que han hecho algo mal y que quieren volver atrás. 
Algunas personas tan hipócritas que a la mayoría de la gente le resultan vomitivas y asquerosas. 
Pues bien, personas hipócritas del mundo, en especial tú, mi querido amigo, preparaos, porque tengo la extraña sensación de que pronto tendréis que pedir perdón, o al menos, admitir que necesitáis ayuda. 
Y, por mucho dolor que haya sentido, yo estaré dispuesta a darla.

15 de junio de 2011

If you've ever loved somebody put your hands up...

Supongo que así, exactamente así, es como tenía que suceder. Aunque el tiempo me devore cada dos por tres y me arrastre hacia ese mar de lágrimas al que yo llamo "rutina", pues últimamente es lo único que conocen ya estos ojos. Aunque cada vez que la brisa acaricie mi cara piense que eres tú. Aunque tiemble de pies a cabeza solo de pensar en ver aparecer tu figura al otro lado de cualquier esquina de una calle cualquiera algún sábado de cualquier mes. Aunque se me nuble la mirada de ver cómo tu indiferencia puede llegar a doler más que los propios insultos que un día nos gritamos sin gritar a través de esa pequeña pantalla, tecleando con mayúsculas mares de sensaciones que ninguno somos capaz de decirnos mientras nos miramos a los ojos. 
Mientras sentía que se desgarraba mi alma sin que el llanto acudiera a nublar mi mirada, y me rodeaban la soledad y la desesperación como dos mantos fríos, deseosos de quedarse en mi interior una larga y dura temporada. 
Y así, sintiendo sin sentir, viviendo sin vivir en mí durante demasiado tiempo, me di cuenta de que sólo podía ser amor. De que la vida tiene poco, o ningún sentido sin tus dedos recorriendo mi brazo, sin tu sonrisa alimentando mi respiración, sin tus besos inundando mi alma. 
Y, triste y cruelmente, quizá me di cuenta tarde, o quizá no quise decírtelo nunca, aunque mi interior deseara gritártelo. A lo mejor el orgullo de pensar que tú no lo pasaste mal en absoluto con todo esto me impidió soltarte en cualquier momento de cualquiera de nuestras múltiples discusiones que te quería, que te necesitaba, que no te imaginabas lo que había sufrido desde que te marchaste aquel día de marzo. Desde que algo se accionó y nada volvió a ser igual. Desde que la palabra felicidad no ha tenido acepción alguna en el diccionario que es mi vida, y las palabras "dolor", "obsesión", "malestar", "llanto", han pasado a ser las más buscadas. 
Pero, sabes, supongo que tenía que ser así. Que por alguna razón, no era nuestro momento. No éramos nosotros, ni las condiciones, ni el tiempo, ni el espacio.
Quiero pensar que no hay culpables en esta batalla en la que solo quedaron heridos. Quiero pensar que algún día en cualquier momento vendrá a tu mente algo que te recuerde a mí, y solo espero que sonrías cuando te acuerdes. Creo que no estoy en condiciones de pedirte nada más. 
Tendría que ser así. Tenías que no ser tú.

13 de junio de 2011

Soñar si no estás que me despierto contigo...

Y me perdí. Me perdí dentro de tus caderas, intentando sustituir el oxígeno que necesito para respirar por tu aliento. Soñando con una vida a tu lado que nunca podré conseguir. Me perdí intentando perderme dentro de tu esencia, intentando grabar en mi mente el sonido de tu voz, para poder reproducirlo cuando quiera dormir. 
Me perdí sin remedio ni explicación, en un mar de pensamientos que lloraban por no poder ser más que eso, pensamientos. Por haber perdido todo lo que algún día fueron, ese valor que los hacía únicos e inigualables. 
No dudes que esta noche soñaré contigo, que allí, en mis sueños, es el único lugar donde ahora podemos encontrarnos, allí, donde todo es perfecto y el amor que me das no conoce de fronteras ni de impedimentos.
Y si no hay otra forma de encontrarnos... que sea allí, en el mundo que nunca duerme, en mi mente... y en la tuya.

12 de junio de 2011

En el mundo genial de las cosas que dices...



Hacía mucho que no escribía en el blog. Supongo que durante unos meses he querido alejarme de mí misma, del mundo que me rodea, que no es en absoluto el que me gustaría. 
En estos cuatro meses, no ha pasado nada, si no que he ido hundiéndome, lenta pero segura en el lodo. Y aún no he podido despegar, no he podido salir de aquello que me hunde, que hace que me sienta triste. Supongo que sigo sufriendo por algo que está claro que nunca más podrá volver a suceder. 
No esperéis demasiado de mi triste historia, porque no tiene interés alguno. Es la simple historia de una princesa que nunca encontró a su príncipe azul, por más que lo buscó hasta los confines del universo. Que quiso morirse, y después resucitar. Que aún hoy sueña con algo para lo que la palabra imposible se queda corta.
Y así es esta pequeña princesa.