17 de febrero de 2013

Y Shiskatcheg los unió para siempre.

-¿Qué puedo esperar de ti?-Le preguntó.
+¿Preguntas qué te ofrezco?-Dijo él, con una media sonrisa-No estaré siempre a tu lado. No seré un compañero con el que puedas contar en todo momento. Siempre he sido un solitario, no estoy hecho para compartir mi vida con otra persona. Pero, a pesar de todo, esté donde esté, tendré un ojo puesto en ti. Y te protegeré con mi vida si es necesario. Por un sentimiento.

2 de febrero de 2013

And the story ended.

Es en momentos como este cuando me doy cuenta de que ya no tengo sentimientos. Bueno, o algo así.
No quiero decir que no quiera a nadie, ni que no me preocupen las cosas que hacen ciertas personas. Pero cada día menos. 
Antes, cuando algo me dolía, me daban ganas de llorar, unas ganas horribles que no podía reprimir estuviera donde estuviera. Era como si me clavaran un cuchillo en el estómago y lo retorcieran cada vez más y más hacia dentro de mí, haciendo que todo diera vueltas. 
Ahora siento una leve punzada. No hay dolor, no hay cuchillo. Puedo sentir rabia los 15 minutos después de que haya pasado, pero después se me pasa, sigo igual que siempre, normal. Siempre tan normal.
Supongo que todo se debe al hecho de que ya no me espero nada bueno de nadie. Antes conseguía ver el lado bueno de las personas, por pequeño que fuese, yo conseguía encontrarlo y esperar cosas buenas de ellos. Hasta que, una tras otra, me fueron dando puñaladas uno a uno. Y cuando llegó mi punto de inflexión, la persona que jamás esperaría que me hiciera sufrir de la forma en que lo hizo, se acabó todo. Aprendí (más bien a la fuerza) a no fiarme nunca de nadie, a no creerme nada de todo lo bueno que dijeran, a esperar siempre lo peor, lo más oscuro que pudiera haber en su interior. 
Y me da asco. Me da asco tener este vacío aquí dentro, pero me da aún más asco, por no decir terror, no poder quitarme nunca esta sensación de pasotismo, de indiferencia hacia todo y hacia todos. ¿Y si nunca llego a confiar en nadie otra vez? 
Yo, que sentía todo con la máxima intensidad posible, que lloraba cuando de verdad estaba rota por dentro, que tenía esa sensación en el estómago cuando era realmente feliz, cuando todo estaba perfecto.
Y ahora ya no hay... nada.