17 de agosto de 2016

Lo que no ves

No sé si estoy preparada para esto. Para esta sensación que desde hace un tiempo me bloquea por dentro.
Cuando parece que ya te sabes el final de todos los cuentos, uno más que uno menos importa ya tan poco... y eso es lo triste que tengo que afrontar hoy en día. Oír los mismos comentarios de gente (probablemente) completamente distinta unos de otros, y aún así tremendamente parecidos en un solo aspecto. Yo.
Y te preguntas para qué esforzarse una vez más, para qué volver a intentar algo que siempre ha estado condenado al fracaso. Para qué repetir dos tazas de algo con lo que nunca acabaste siendo feliz.
Que el tiempo todo lo cura es solo una gran mentira. El tiempo solo te hace olvidar que lo que te pasó una vez te puede volver a pasar.
Ojalá pudiera resetearlo todo.

29 de mayo de 2016

Los principios nunca fueron buenos

Parece que al final la vida tiene un as debajo de la manga que no te esperabas que estuviera ahí. Que por mucho que las cosas parecen mejorar, siempre hay una espina clavada en alguna parte que no quiere salir. Y te recuerda, una y otra vez, lo que no puedes olvidar. 

A pesar de los vaivenes emocionales que normalmente dominan mi vida, la tranquilidad en ese sentido parecía haberse convertido en rutina. En justo lo que yo no soy. Rutina. Y si el deseo del cambio se hace tan irremediablemente excitante a veces, el miedo a lo que puede conllevar me hace la persona más cobarde, a veces. También. 

Ojalá tuviera el tiempo necesario para salirme de la pantalla y plasmar todo esto sobre el papel. Ojalá fuera lo suficientemente honesta para ser sincera conmigo misma y reconocerme lo que quiero y lo que tengo por miedo a querer. Ojalá. Y no tener espinas por todo el cuerpo recordándome todas y cada de las espinas que no me puedo sacar desde aquel día. Aquellos días. 

Ojalá pudiera sacarme con estas líneas toda la angustia que me consume. Ojalá ese trébol de 4 hojas no anidara siempre en mi muñeca. 

3 de abril de 2016

We could be...

Introducida de nuevo en otro aspecto completamente distinto de mi vida, me doy cuenta de lo efímero de mis sentimientos últimamente. De lo pasajero que puede resultarme algo, de lo acostumbrada que estoy a no confiar en nadie.

Es triste no estar acostumbrada nada más que a lo negativo, y tener miedo (que digo miedo, pánico) a que la historia vuelva a repetirse.

Y qué ganas, a la vez, de intentarlo una vez más.

17 de marzo de 2016

1 de febrero de 2016

Adiós al pánico de habernos encontrado...

En el fondo creo que nunca habrá texto que me defina mejor que el de Albert Espinosa en "Si tú me dices ven yo lo dejo todo, pero dime ven", aquel que habla de lo que puede marcar en nuestra vida algo a pesar de lo efímero que pueda llegar a ser. Ese tema que nunca nos importó lo más mínimo hasta que no le importó a otra persona que nos importaba a nosotros. Esa canción que conocimos gracias a alguien.
Pequeños detalles que en realidad lo marcan todo a nuestro alrededor.

Y la gran duda llega en aquel momento en el que te das cuenta de que no vas a poder volver a preguntar por ese tema, ni por ningún otro. Cuando se supone que tienes que olvidar cómo se solucionó aquel problema que le preocupaba o qué hizo frente a aquel dilema que le quitaba el sueño. Es como... si debiéramos olvidar que todas esas cosas siguen ocurriendo; como si debieran dejar de importarnos, o como si debiéramos hacer que nunca las supimos.

En realidad en cada relación, del tipo que sea, lo único que hacemos es un cursillo intenso sobre la vida de una persona. Aprendemos cosas que probablemente al resto del universo le dan exactamente igual, y por un momento nos parecen las más importantes del mundo.
Pero cuando las relaciones se acaban, ¿A dónde se supone que va toda esa información?

Como dice Albert Espinosa... la gente la olvida por sobrevivir.

Y ojalá fuera tan fácil.

21 de enero de 2016

La forma en que los cuerpos toman aire

"La dificultad de la sencillez. Es difícil ser sencillo en un mundo que se empeña en complicarte la existencia." (Rayden)

Y qué razón tiene. Nos empeñamos en complicarnos la existencia, en ver posibles donde solamente hay imposibles. Odiamos lo fácil, lo que nos podría hacer felices con solo respirar, y nos centramos en lo que nos hace sufrir, en lo complicado de conseguir... En aquello por lo que tenemos que luchar todos los días. 

Y claro, así nos va. 

Ojalá algún día todos encontremos nuestro imposible que se convirtió en posible. Ojalá alguien se dé cuenta al mirarnos de que merecemos la pena, de que merece la pena luchar por nosotros. 

Ojalá alguien difícil nos simplifique el mundo.