6 de diciembre de 2012

Bonito diciembre.

Joder, sí que llevaba tiempo sin escribir.
Podría poner mil excusas de por qué he tenido esto tan abandonado casi un mes, pero en realidad el único motivo es que no tenía qué poner.
Últimamente se me ha acabado la inspiración, supongo que porque no pasa nada. Porque la insoportable rutina de hacer todos los días lo mismo con la misma gente impide que pueda sentir nada nuevo, impide que la vida se vuelva más interesante. Y no es que no me guste estar con las mismas personas día sí y día también, no me malinterpretéis, pero... a veces es necesario cambiar. No solo por mí, sino por la gente que me rodea, que a veces también se merecen descansar un poco de mí, ¿No?
Me he replanteado tantas veces cambiar de vida que me asusto a mí misma. ¿De verdad tengo esa necesidad inminente de cambiar? ¿En serio va todo tan mal?
Bueno, es cierto que no es una buena época, pero, en realidad, ¿Hace cuánto que no lo es? Ni me acuerdo. Evito pensar en ese tipo de cosas y punto. Se arregla. Bueno, no, no lo hace, pero al menos me hace llegar cuerda al día siguiente.
Porque si pienso en ello... bueno, consigo llegar a conclusiones que no gustarían a nadie. Creo. Me planteo gritar todo lo que nunca me atreví a decir a toda la gente de mi vida, y a lo mejor ellos no responderían de la mejor manera. Es más, estoy segura de que no lo harían.
Es complicado, y sé que posiblemente no entendáis la mitad de lo que escribo. Lo siento, nunca he sabido expresarme demasiado bien, no es uno de mis puntos fuertes (si es que yo tengo de eso).
Supongo que ahora me quedaré más a gusto, después de haber escrito lo que llevo sintiendo algún tiempo.
O puede que no, que simplemente procure seguir evitando pensar en tantas cosas... que al final tenga que acabar por dejar de pensar del todo.