24 de agosto de 2011

...

No sé lo que puedo esperar de nadie. Puede que las personas que parece que siempre estarán ahí te fallen cuando menos lo esperes. 
La desolación llama a tu puerta sin que tengas tiempo de evitarla, y de nuevo vuelves a sentir esa sensación de abandono dentro de ti, esas ganas de llorar que creías perdidas. Pero no, no puedes seguir así, lamentándote día tras día de lo que pudo ser y no fue, de las idas y venidas, de las despedidas. No puedes quedarte anclada en un pasado que ya sólo es eso, pasado. Y que el pasado hay que olvidarlo, y que cuanto antes se olvide, mejor. Se acabó lamentarse, se acabó para siempre. 
Que dicen que el tiempo cambia las cosas... pero en realidad es uno mismo quien las cambia.