No sé lo que puedo esperar de nadie. Puede que las personas que parece que siempre estarán ahí te fallen cuando menos lo esperes.
La desolación llama a tu puerta sin que tengas tiempo de evitarla, y de nuevo vuelves a sentir esa sensación de abandono dentro de ti, esas ganas de llorar que creías perdidas. Pero no, no puedes seguir así, lamentándote día tras día de lo que pudo ser y no fue, de las idas y venidas, de las despedidas. No puedes quedarte anclada en un pasado que ya sólo es eso, pasado. Y que el pasado hay que olvidarlo, y que cuanto antes se olvide, mejor. Se acabó lamentarse, se acabó para siempre.
Que dicen que el tiempo cambia las cosas... pero en realidad es uno mismo quien las cambia.