28 de junio de 2013

Heart attack

Qué gracia me hace a veces la sociedad. Sí, esa para la que eres solo un insignificante punto que no le importa a prácticamente nadie.
Con el paso de los años me he ido fijando objetivos, metas... pero sobre todo, por encima de estos, he adquirido moral, unos principios básicos sobre cómo actuar, cómo tratar a los demás para poder ser tratada  igual. Y siempre me he ocupado de no violar ninguno de esos principios, de mantenerme al margen de la "legalidad" de mi ética y ser una persona digna de confianza para mis amigos más íntimos.
Y de repente... llega alguien que se salta a la torera todos tus principios, toda la base sobre la que has edificado tu vida. Alguien a quien ni siquiera has dañado, con quien siempre has respetado las normas. Pero actúa a tus espaldas, te miente, y hace las cosas con el único objetivo de conseguir su propio beneficio.
Yo... no puedo por más que mirar a esa persona desde una realidad que parece que no es la mía, confusa, intentando buscar el motivo, un por qué que me explique la razón que le ha llevado a hacerme esto.
Quizá no sea directamente un acto contra mí, puede que simplemente no tenga los mismos principios, la misma moralidad que yo, pero... no sé, se supone que cuando se forja una amistad las leyes básicas son las mismas para todos, aquí y en la otra punta del mundo. Y sin ellas no seríamos más que cavernícolas que se dejan llevar por sus impulsos más primarios y que no acaban dando otra cosa sino vergüenza.
La decepción no era una novedad en mi vida, pero la verdad es que hacía mucho que no recibía un golpe de estas dimensiones... y no sé por qué me espero más próximamente.
Lo peor de todo es que no puedo hacer nada. Me siento atada de pies y manos, vacía de todo sentimiento, incapaz de moverme, de actuar, por miedo quizá a algo más grave que el enfado, que la vergüenza y que la traición.
Por miedo a descubrir la verdad. La abrasadora y dolorosa verdad que se esconde tras todo esto.
"Ojos que no ven, corazón que no siente." Sí, pero... ¿Qué pasa cuando es el corazón el que te avisa de algo que próximamente descubrirán tus ojos?

1 de junio de 2013

After all this time...

Por eso nunca hay que ponerlo fácil, porque lo fácil aburre, porque lo difícil estimula, motiva y hace mil veces más feliz que lo fácil.
Porque yo jamás he sido de esas a las que les atraen las cosas fáciles, los "te quiero" dichos a mí igual que a veinte más, sin cariño, sin amor, sin expresar de verdad lo que significan esas dos palabras.
Si me dices "te quiero" dímelo porque, después de mucho tiempo, he conseguido llegar a una parte de ti a la que apenas nadie había conseguido llegar antes. Dímelo porque brote directamente desde tu corazón, sin que puedas reprimirlo, que salga limpio, natural, puro.
Y yo seré todo lo que quieras que sea. Porque para algo he trabajado y me he esforzado en conseguir escuchar las dos palabras que más gente quiere escuchar en este mundo.
Pero nunca seas fácil. Nunca dejes que todo el mundo vea tu yo verdadero, porque entonces... en realidad no sabrás quién eres, quién quieres ser. Esconde tus más oscuros secretos en un rincón muy perdido dentro de tu corazón, y no los dejes salir, oprímelos hasta el fondo, y déjalos salir sólo cuando alguien realmente merezca saberlos, cuando sepas que has encontrado a la persona perfecta para compartir esa carga contigo.
Porque ninguno de nosotros estamos libres de cargas, pero para eso nos emparejamos, para ayudar a soportar las cargas de aquellos que nos importan, para darles nuestro apoyo y nuestra comprensión, y sobre todo, para sentirnos orgullosos de que alguien haya decidido otorgarnos el honor de dejarnos ver ese pedacito de él mismo que nadie había visto antes.
Y sé que no estamos hechos para buscar a nuestra media naranja, que eso son sólo cuentos chinos para que creamos que el más inesperado día de San Valentín encontraremos a esa persona, en lugar de encontrarla sin querer en tu bar corriente una tarde en la que ni siquiera pensabas salir arreglada.
Pero, aunque nos valgamos nosotros solos, aunque nazcamos y muramos solos, al igual que todas las criaturas de este mundo, yo personalmente, necesito a esa persona a la que contarle mi vida.
Simplemente por la sensación de haberlo encontrado y de que está ahí, tan perfecto y comprensivo como yo lo imaginé.