19 de enero de 2013

Y una vez más...

No sé por qué, pero cada vez que veo algo que me impacta, algo que sabía que acabaría pasando pero que no quería imaginarme, sólo me viene a la mente un pensamiento: "necesito escribir".
Y así es, tan simple y tan sencillo como venir aquí, desahogarme en cuatro o cinco líneas en las que pretendo expresar el porqué de esta visita, sin conseguirlo satisfactoriamente.
No me gusta hacerme ilusiones con nada, lo odio terriblemente porque sé de sobra que si te haces ilusiones cuando no se cumplen es como si te hubieran dado una patada de lleno en el estómago.
Odio esa capacidad que tenemos los humanos de imaginarnos cosas del futuro, idealizar cómo nos gustaría que fuera nuestra vida. Somos tan idiotas que hasta a veces llegamos a creernos lo que nos imaginamos; podemos llegar a pensar las cosas con tanta intensidad que las vemos casi como algo real, no como algo que nunca llegará a cumplirse.
Y también odio la dependencia que todos nos creamos con alguien en algún momento de nuestra vida. Con lo bonito que es ser independiente, dejar de lado a los demás y vivir tu propia vida sin nadie detrás que te diga que no puedes hacer algo porque no es lo correcto para esa persona. Eres tú, y es tu maldita vida la que estás tratando de vivir. Pero siempre tenemos la necesidad de vivir a expensas de que alguien apruebe todo lo que hacemos. Estoy casi segura de que el 50% (o quizá más) de todos nuestros actos tienen como meta agradar a alguien. Aunque no lo aparentemos, siempre miramos de reojo a esa persona para que sepa que estamos haciendo lo que ella considera oportuno, e igualmente pasa con la gente que nos tiene a nosotros como referente de lo que hace. ¿Es que no podemos hacer las cosas porque son lo mejor para nosotros mismos, no porque sean lo mejor para los demás?
Y todo eso, para la mayoría de las veces conseguir que la otra persona se dé cuenta de que tiene el control.
Y ahí, precisamente ahí, es cuando se va todo a la mierda.

10 de enero de 2013

Let's leave the past behind us

Sensaciones. Vienen y se van a su antojo. Es lo bueno (relativamente) que tiene el ser humano. Quién sabe con qué maravillosa u horrorosa sensación te despertarás mañana. Quién sabe cuándo la volverás a sentir de nuevo, cuándo te volverá a atacar por la espalda, sin que puedas hacer nada para evitarla, dándote de lleno en lo más profundo de tu ser.
Juré y perjuré no volver al estado de sentir que si no estaba constantemente pendiente de algo no era capaz de sobrevivir. Y pensaba que lo había conseguido y todo. Já, idiota.
Lo que no acabo de entender es por qué unas veces me resulta tan maravillosamente fácil hacerlo y otras me vuelve loca el solo intento. Y yo que creía que esta coraza que me había construido a lo largo del tiempo era fuerte, resistente a los golpes y a todo el daño que ciertas personas pudieran hacerme. Que ya era, por así decirlo, inmune a cualquiera de sus ataques imprevistos.
Pero ya veo que no, que tan sólo eran ilusiones de lo que quiero en realidad que suceda, ser como una superficie resbaladiza. Que las cosas impactaran contra mí, pero luego cayeran igual de rápido que han venido, desvaneciéndose en el tiempo sin rozarme el alma siquiera.
Pero siento, maldita sea. Siento esta sensación horrible de nuevo. Y no me gusta, y no quiero sentirla. Y me obligo a mirarme en el espejo y hacerme creer a mí misma que no existe, que todo está solamente en mi cabeza, que no es tan real como lo ha sido otras veces. Y probablemente no sea ni la mitad de fuerte, pero si de algo está seguro mi subconsciente es de que está ahí. Y está esperando, impaciente, a que tenga un ataque de repentina debilidad, un punto de inflexión por donde poder colarse hasta mi corazón, y hacerlo pedazos poco a poco. Volviendo a hacerlo dependiente de una realidad que hacía mucho que no vivía, que no quiero vivir.
Así que les haré un favor a todos y me aislaré del mundo aún más. Nadie podrá llegar a tocar ni por asomo mi corazón, ni hacerme volver a sentir una sensación tan horrible nunca más.
Supongo que a veces... merece la pena perder una buena sensación en compensación de un millón malas.

6 de enero de 2013

Asco.

Estoy harta de este puto mundo de mierda. Y perdón por ser así de explícita, pero no aguanto más. He intentando mucho tiempo dejarme llevar, hacer ver que no me importan muchas cosas, que soy inmune a todas ellas. Pero me he cansado.
Me he cansado de ser siempre yo la que tenga que decir las cuatro cosas bien dichas que todo el mundo piensa. La que siempre pide perdón por todos los errores que comete, y aun sin cometerlos. La que se traga los marrones de todo el mundo, pero la que nunca tiene un buen hombro donde llorar los suyos.
¿Es esto a lo que yo aspiraba hace dos, tres años? ¿A esta mierda de vida?
He intentando ser tolerante, y que Dios me perdone si no lo he sido lo suficiente con alguna gente, pero con otra diría que hasta me he pasado de serlo. ¿Para conseguir qué? Que "parezca" que se preocupan por ti cuando en realidad se están descojonando en su casa de lo imbécil que puedes llegar a parecer delante de ellos.
Juré un día, hace mucho tiempo, que se acabó arrastrarse. Que a orgullo no me iba a ganar nadie. Y para una... puta persona por la que decido que merece la pena perder algo de ese orgullo...
Probablemente esto sea tan solo el momento de cabreo; que mañana me habré calmado y veré las cosas de otra manera, más tranquila. Pero es ahora cuando me apetece decirlo. Es ahora cuando saco toda la mala hostia que lleva dentro de mí tanto tiempo y la suelto así, a bocajarro, que la lea quien la quiera leer, no me importa. Estas son simple y llanamente las palabras de una persona que ha dado demasiadas cosas por demasiada gente que no se merecía la mitad de ellas.
Y que se dé por aludido quien crea oportuno. Ahora va por una sola persona, pero a lo mejor se puede aplicar a muchas que han pasado por mi vida. A demasiadas, tristemente.
Y toda esta mierda solo me deja de moraleja que NUNCA confíes en nadie. Que jamás reveles tus secretos a nadie, y que nadie merece la pena en este mundo.
NADIE.

5 de enero de 2013

Stars.

Supongo que hacía mucho que no escribía sobre esto. Supongo que también hacía mucho que no me paraba a pensarlo de verdad.
Me han preguntado, directa o indirectamente, la definición correcta de lo que es el amor. Nunca he sabido responder exactamente, sinceramente. Pero... poco a poco, vas apreciando pequeños detalles, pequeñas cosas que te hacen darte cuenta de que tienes que sentirlo para poder saber exactamente la definición, aunque no sepas expresarla con palabras.
Escuchar una canción, y volver atrás el tiempo a la velocidad de la luz, y revivir exactamente ese momento dentro de ti.
Sonreír como una idiota delante de una pantalla con una palabra, y no querer dejarlo nunca.
Temer con todo tu corazón que al día siguiente no piense lo mismo que te acaba de decir en ese momento. Querer parar el tiempo para que no pueda abandonarte.
Llorar como no has llorado en tu vida cuando ves que mira a otra como te miraba a ti.
Que te mire, y no poder evitar enfadarte ni aunque te fuera la vida en ello.
Guardar cualquier cosa suya como el tesoro más valioso que has tenido en tu vida.
Oler a él cuando llegas a casa e intentar conservar ese olor el mayor tiempo posible dentro de ti.
Tumbarte en la cama, mirar hacia arriba y ser feliz, así, sin necesidad de nada ni nadie más.
La imposibilidad de dejarle tirado cuando está mal, a pesar de que él lo haya hecho millones de veces.

Es cierto que hace mucho que no siento nada así. Es probable que pase mucho hasta que vuelva a sentirlo. Pero también es verdad que no he conocido sensación mejor, y si la mayoría de la gente aspira a ello, es porque es verdaderamente importante, esencial, valioso...
Algo que hay que vivir.

3 de enero de 2013

Who I am

Bueno. Hacía mucho que no me acordaba de ciertas cosas que pasaron hace ya bastante tiempo... y hoy me han venido de repente al echar la vista atrás un segundo.
Es como una mezcla de sensaciones que no sé definir exactamente. Es como si a la vez pudiera sentir amor y odio; compasión y alivio.
Este año me había propuesto pasar más de todo, verlo del lado del "que pase lo que tenga que pasar", pero estamos a día 2 y se me está empezando a olvidar. Probablemente sea que no estoy acostumbrada a actuar así y me cuesta hacerlo, por mucho que me obligue a mí misma. No soy así. No pretendo engañar a nadie, pero me gustaría ser de esa manera, dejar correr las cosas. Estoy completamente segura de que me llevaría menos decepciones y disfrutaría mucho más el presente.
Qué se le va a hacer. Cada uno es como es, ¿No?
Mucha gente opina que siempre se puede cambiar. Que tu personalidad es moldeable, tus gustos y comportamientos pueden transformarse por completo. Muchas veces me lo pregunto. ¿Podría ser de otra manera? ¿Podría gustarme lo contrario de lo que me gusta ahora?
Probablemente sí.
Pero no sería yo. Es decir, tendría el mismo nombre, la misma edad, viviría en el mismo sitio. Pero no sería la persona que todos mis amigos conocen. La persona que ha conseguido cosas, por esa personalidad y no por otra. ¿Quién estaría dispuesto a cambiar de personalidad poniendo en peligro todo lo que ha construido con otra? ¿Te querrían igual si fueras diferente? Tus "verdaderos" amigos (si es que esos existen de verdad) supuestamente te tendrían que apreciar de cualquier forma; pero, desgraciadamente, de todos los amigos que crees tener, la mayoría estarán contigo por lo que eres superficialmente, por lo que pueden "sacar" de ti.
En mi más sincera opinión, no hay que cambiar por nadie, sino si realmente no estás a gusto con tu forma de ser. Y si lo estás, habrá alguien, aunque sea una sola persona entre 7.000 millones, que sepa ver lo que realmente vales debajo de la superficie.