22 de diciembre de 2012

Right at you.

Te crees mi conciencia. Piensas que puedes controlar todos y cada uno de mis movimientos, que estoy a tu servicio, siendo una especie de esclava de tus sentimientos, de tus estúpidos juegos de rol.
Me has manejado como te ha dado la gana durante mucho tiempo y tienes absoluta seguridad de que las cosas no cambiarán nunca. Y la culpa la tengo yo.
Fui yo la que elegí sólo escuchar lo que tú me decías, hacer lo que tú creías que era lo correcto, dejar de hacer aquello que te molestaba.
Has despertado lo mejor que había en mí, mis ganas de seguir adelante, de no rendirme jamás, alimentada por falsas esperanzas que acababan por no cumplirse. Vivía de ilusiones, y esas han sido precisamente las que me han llevado a donde estoy ahora. A este punto donde no hay retorno, donde o lo tengo todo o me quedo sin nada, donde andar con pies de plomo ya ni siquiera sirve.
La luz deslumbrante de tu mirada me hipnotizó, para qué negarlo a estas alturas. Pero una acaba por acostumbrarse a la luz, por muy cegadora que sea.
Espero que te guste la oscuridad.

18 de diciembre de 2012

Too dumb to realize.

Naces. Creces. Aprendes a comportarte en sociedad, a relacionarte... o a no hacerlo.
Empiezas a entender lo que está bien y lo que está mal, o al menos lo crees así.
Entonces te despiertas un día, pensando que va a ser como otro cualquiera, pero te das cuenta de una cosa: nada de lo que tienes es lo que esperabas. Miras atrás y los errores que has cometido son tantos que ni siquiera puedes ver algo bueno entre todo ese odio, esas decisiones mal tomadas que pensabas que te traerían días mejores.
¿Que cómo has llegado a este punto? Ni tú misma llegas a entenderlo muy bien. Pero te has dado cuenta tarde, demasiado tarde. Intenta cambiarlo ahora, sería inútil. Arregla ahora el daño que has causado, no creo que puedas.
Todo es tan relativo que hasta asusta. Cuando estás en la cima de la montaña ni siquiera te molestas en mirar hacia abajo; pero cuando caes precipitadamente, sin vuelta atrás, y llegas al fondo del abismo, aprendes la gran lección: "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes".
Yo cambiaría esa frase por: "sabías perfectamente lo que tenías, pero no creías que lo perderías".
Y te das cuenta de que, a lo mejor, la felicidad no está hecha para ti. A lo mejor no es tu objetivo en esta vida.
A lo mejor simplemente debes dejar que todo pase.

6 de diciembre de 2012

Bonito diciembre.

Joder, sí que llevaba tiempo sin escribir.
Podría poner mil excusas de por qué he tenido esto tan abandonado casi un mes, pero en realidad el único motivo es que no tenía qué poner.
Últimamente se me ha acabado la inspiración, supongo que porque no pasa nada. Porque la insoportable rutina de hacer todos los días lo mismo con la misma gente impide que pueda sentir nada nuevo, impide que la vida se vuelva más interesante. Y no es que no me guste estar con las mismas personas día sí y día también, no me malinterpretéis, pero... a veces es necesario cambiar. No solo por mí, sino por la gente que me rodea, que a veces también se merecen descansar un poco de mí, ¿No?
Me he replanteado tantas veces cambiar de vida que me asusto a mí misma. ¿De verdad tengo esa necesidad inminente de cambiar? ¿En serio va todo tan mal?
Bueno, es cierto que no es una buena época, pero, en realidad, ¿Hace cuánto que no lo es? Ni me acuerdo. Evito pensar en ese tipo de cosas y punto. Se arregla. Bueno, no, no lo hace, pero al menos me hace llegar cuerda al día siguiente.
Porque si pienso en ello... bueno, consigo llegar a conclusiones que no gustarían a nadie. Creo. Me planteo gritar todo lo que nunca me atreví a decir a toda la gente de mi vida, y a lo mejor ellos no responderían de la mejor manera. Es más, estoy segura de que no lo harían.
Es complicado, y sé que posiblemente no entendáis la mitad de lo que escribo. Lo siento, nunca he sabido expresarme demasiado bien, no es uno de mis puntos fuertes (si es que yo tengo de eso).
Supongo que ahora me quedaré más a gusto, después de haber escrito lo que llevo sintiendo algún tiempo.
O puede que no, que simplemente procure seguir evitando pensar en tantas cosas... que al final tenga que acabar por dejar de pensar del todo.

19 de noviembre de 2012

Que no te vaya bonito, que te vaya de muerte

Jodida razón que tenía el que dijo que la peor melancolía que existe es la que tenemos de algo que aún no hemos vivido.
He jurado y perjurado que lo dejaba ir, que me estaba desprendiendo, pero mentía descaradamente.
Creo, y hasta me atrevo a afirmar, que esta vez es la definitiva, de una vez por todas. Me lo debo a mí misma, a toda la gente que me ha visto sufrir y a los que han intentado sin éxito animarme tantas veces.
Espero que te acuerdes bien de todos los momentos, que son lo único que te va a quedar.


13 de noviembre de 2012

Los ingenuos son los felices.

Bueno... qué difícil es escribir esto sin saber muy bien cómo expresarlo.
A veces siento que las palabras se quedan cortas, demasiado cortas, para poder transmitirle a alguien todo lo que de verdad quiero. Ojalá existiera otra forma de comunicación con la que poder hacer sentir a las personas justo lo que sientes tú. Así sería tan sencillo...
Pero supongo que no me queda otro remedio que intentar plasmarlo aquí, desahogarme, que es el único fin de este blog.
Desahogarse... la verdad es que siendo sincera, hace mucho que no me desahogo con nadie. Supongo que hace bastante que no siento una verdadera unión con alguien, ese momento de plena confianza y de saber que diga lo que diga no me mirará de forma diferente ni me pondrá una mala cara. En realidad últimamente me pregunto si de verdad alguna vez he tenido esa clase de confianza.
Era consciente de que la gente miente más que habla, de que los que más dicen que "siempre estarán ahí" en realidad son los primeros que me abandonarán a la hora de la verdad, pero desde hace poco tiempo dejo atrás incluso a las personas a las que consideraba "importantes". Y sí, lo pongo entre comillas, porque no sólo eran eso, significaban confesiones, secretos, días de llorar y días de reír sin parar. Amistades que, como idiota que soy a veces, no me imaginaba que pudieran terminar así.
Me quedo con todos los momentos buenos, que son los que dentro de cinco años me harán sonreír y no con todo lo que está pasando ahora. Procuraré olvidar las malas caras y los saludos sin mirar a los ojos; las mentiras (porque ha habido mentiras para rato); y los días insoportables sabiendo que ya no puedes confiar en uno de tus confidentes más privados.
No sabría explicar si ahora mismo me siento bien o mal. Miro hacia delante y me doy cuenta de que me queda deshacerme de mucha gente y conocer a otra mucha, y así sucesivamente, una y otra vez... Por otro lado, tengo un pánico horrible. ¿Por qué? Estoy desengañada de todo. La poca ingenuidad y buenos pensamientos ciegos han desaparecido, probablemente para siempre. No me siento preparada para confiar en nadie, y pienso siempre lo peor que se puede pensar al conocer a alguien nuevo.
Pensándolo bien... es lo único que voy a echar de menos de ciertas personas.
La confianza ciega no existe, nunca ha existido.


4 de noviembre de 2012

Easy comes, easy goes

Creo, y hasta me atrevo a afirmar, que lo peor que existe en esta vida es acostumbrarse a algo.
Bueno, mejor dicho, a alguien.
Cuando no estás acostumbrado todo es sorpresa, inesperado, sin motivo ni sentido aparente. Simplemente es como un rayo de luz en medio de la oscuridad más absoluta; pero sólo eso.
Lo malo es cuando conviertes ese algo esporádico en rutina, cuando estás jodidamente ACOSTUMBRADA a que eso suceda una y otra vez, todos los días, sin saltarse ni uno.
¿Qué es lo que pasa entonces? Que algún día, como desgraciadamente todo en esta vida, se acaba. Llegará el momento en que ya no esté, ya no te diga lo que te decía, o que simplemente desaparezca.
Y no te queda más remedio que echar de menos todo. Y te sientes una puta idiota por haber creído que algo (o alguien) puede durar para siempre; por haber pensado que las palabras estaban escritas en piedra, cuando no lo estaban ni en papel.
Por eso no te acostumbres a mí porque cuando me vaya, cuando ya no esté, o simplemente cuando no me apetezca hablar contigo, sufrirás el haberte acostumbrado a mí.
Y es algo que no te recomiendo.

28 de octubre de 2012

Me envenena el tic tac del pasar de las horas.

Joder, qué ganas más tontas me han entrado de repente de abrazarte. Domingo tenía que ser, ¿No?
Supongo que este es el día de la semana cuando más tiempo tengo para pensar en ti. Y es jodidamente horrible. Porque claro, durante la semana los deberes, el estudiar, las tardes que se reducen haciendo mil cosas sin sentido... me evitan acordarme de tu cara, o de tu voz, o simplemente de tus ojos. Malditos ojos que tienes, eh.
Pero bueno, resumiendo, que llega el fin de semana, y es como si me golpeara un huracán por detrás y sin haberlo previsto. De repente se me viene a la mente todo, desde el primer día que te vi hasta nuestro último beso, pasando por todos los días esperándote, o todas las noches siendo esclava de una puta pantalla para poder hablar contigo.
Odio los domingos, y quizá una de las razones de más peso de por qué los odio es que los domingos, y el tiempo libre, en general, te hacen recordar todo lo que añoras, lo que echas de menos; todo lo que intentas olvidar de lunes a sábado y que vuelve multiplicado por 100000000000 este odioso día.
Podría poner como excusa barata que es todo por tu culpa, que nunca tienes una respuesta clara a tus acciones, pero sería mentir descaradamente. Yo nunca he necesitado razones con hielo para seguir queriéndote con cada célula de mi cuerpo. Yo nunca he querido motivaciones para seguir ahí, hubiera seguido aunque entre nosotros hubiera pasado un vendaval.
Quizá debería dar gracias por solo recordarte con este dolor punzante los domingos; quizá debería sentirme orgullosa de no estar pensando las 24 horas del día en ti, y limitarme a hacerlo un día de nada.
O también podría pasar a la maldita acción de una vez. Ya sabes, para que los domingos de lo único que tenga que acordarme sea de los besos tan fantásticos que me diste el sábado.

19 de octubre de 2012

Si el amor no lo ha hecho, nadie lo hará jamás

A veces me gustaría escribirte. Contarte todas las cosas que en persona no me atrevo a decir, no me atrevo a pronunciar en voz alta. Y gritaría con letras mayúsculas que eres lo más mejor que han visto estos ojos, lo mejor que ha olido esta nariz, lo indispensable para esta boca.
Eres todo y eres nada; eres mis tardes y mis mañanas; mis días mirándote y mis noches en vela; mi corazón saliéndose del pecho y mis ojos inundados en lágrimas; la noche más profunda, la confesión más absurda; la confianza que nos une, las personas que nos separan.
Y qué te voy a decir, qué te voy a contar que ya no sepas, que yo te sigo allá donde vayas; llueva, nieve o haga sol. Porque arriesgué una y otra vez, y siempre gané y perdí a la vez, gané ganarte y perdí perder a los demás. Si quien no arriesga no gana yo debo de ser la favorita de tu subconsciente para llevarse el premio gordo, los besos por las mañanas, las cosquillas inesperadas, las sonrisas más dulces que los dulces más empalagosos que haya probado.
Las gracias me las ahorro, que sé que no te gustan. Me limitaré a verte así de lejos, rezando y soñando que algún día empezarás a atar cabos y todas las piezas del puzle encajarán en tu mente, teniendo una única forma.
Y, cariño, que esa forma sea tu guía en los malos días, en las noches amargas, en los besos que no saben a nada. Que sea tu estrella, tu faro, tu tabla de madera en medio del mar más helado. Piensa, piensa profundamente quién te mereces, quién te merece. Quién te quiere más que a nadie, quién más te quiere de todos.
Sólo hay una respuesta posible, y no se vale cambiar de opinión.
NUNCA

12 de octubre de 2012

Me falta voluntad o me sobra vicio.

Esos momentos de soledad extrema. Esos momentos en los que te gustaría hacer de todo menos lo que estás haciendo, ser quien fuera menos quien eres.
Quizá estemos solos siempre, acompañados momentáneamente por personas, que van cambiando según pasan los años. Quizá ninguna de las personas con las que comparto hoy algo de amistad me vean crecer, convertirme en adulta. ¿Quién sabe dónde acabaré, o con quién?
Nos gusta imaginarnos nuestra vida dentro de veinte años y vernos con exactamente las mismas personas que ahora, con una carrera, quizás un marido, hijos... una vida hecha. Y es así, en realidad nos da tanto miedo el futuro incierto que queremos hacer que el presente se quede con nosotros lo máximo posible, con miedo a avanzar, a conocer, a ser mejores o peores, a experimentar al fin y al cabo.
Lo único que sé ahora mismo con certeza (creo) es que no conozco ni a la mitad de las personas con las que me llevaré dentro de veinte años.
Y eso, por suerte o por desgracia, es una de las cosas que me anima a seguir adelante.

26 de septiembre de 2012

What makes you beautiful

Te diré algo que quizá necesites saber para entenderme. Yo soy la primera que dice que un "buenos días, princesa" es lo más dulce con lo que te pueden despertar una mañana fría de noviembre, pero si me preguntas a quién elijo entre un chico empalagoso y un pasota, está claro que mi elección será el segundo. Podré decir que me encanta que se preocupe por mí y me salude continuamente, pero me derritiré cuando me ignore y espere para que le hable yo.
Sé que parecerá terriblemente complicado, pero en realidad es lo más sencillo que puedas imaginar. Se trata de ser innovador, de sorprender cada día, de hacer que la magia no se pierda a los dos minutos de iniciar una conversación. Que sepas enseñarme lo mejor de tu vida, y tu pasado más oscuro. Que seas sincero cuando tengas que serlo, que guardes el misterio hasta el final. Que me quieras, joder, pero que me lo digas cuando lo sientas de verdad, cuando no me lo espere, cuando sea tan bonito que se me caiga el corazón a los pies y no sientas mi respiración durante diez segundos.
Ten claro que seré lo más importante de tu vida, pero deberás disimularlo lo mejor que puedas.

21 de septiembre de 2012

14 de septiembre de 2012

The start.

Creo... que estoy aterrada, sí.
Bueno, quizá aterrada sea una palabra un poco fuerte para describir el estado de ánimo en el que me encuentro últimamente, pues ni siquiera sé yo misma cómo estoy.
Es una sensación de total y plena calma, como si el mundo se hubiese parado de repente, se hubieran dejado de oír los ruidos y las tensiones que hacían que mi vida sufriera altibajos continuos. Es una sensación parecida a la que siento cuando estoy muy cansada y me doy un baño de agua caliente para relajarme. El momento en el que estoy bajo el chorro de agua y mi mente se despeja hasta quedar completamente en blanco, sin preocupaciones, sin estrés, sin pensar en nada.
Sé que no es una sensación nueva. Y probablemente sea precisamente eso lo que más me aterra de todo. Que es una sensación que conozco demasiado bien, pero la tenía tan lejana y olvidada que ni siquiera me había dado cuenta de que podía volver a sentirla.
Y, solo a lo mejor, lo que más me asusta y me inquieta, es volver a sentir algo así...

29 de agosto de 2012

La manzana prohibida ya no nos hace infelices.

Supongo que ya iba siendo hora.
He aguantado mucho, mucho tiempo en esta situación. He pasado las mejores noches de mi vida hablando contigo, y las peores llorando porque te echaba de menos. Te he abrazado como si no te fuera a volver a ver, y me has dado tanto asco que me daban ganas de asesinarte.
Supongo que nos venía al pelo esa frase... "A veces te mataría, otras en cambio te quiero comer". Y digo nos venía, en pasado, porque creo que esto se acabó.
Pero no es un adiós más de los miles que nos hemos dado a lo largo del tiempo, no. Este, me temo, es el definitivo, el que marcará un antes y un después para los dos. Y es que los sentimientos ya no son los mismos, ni las miradas. Ya no hay insinuaciones, palabras ocultas tras frases casuales.
Miro atrás y a pesar de todo, sonrío. Porque ha sido todo tan grande, tan... especial. Si, esa es la palabra, ESPECIAL.
Porque no puedo describirlo de otra forma, y creo que nadie podría. En realidad, creo que nadie ha logrado entender nunca todo esto. Qué digo, ni siquiera nosotros lo hemos entendido, pero eso era lo de menos.
No espero que leas esto, en realidad creo que nunca llegarás a hacerlo, no me importa. Pero, si alguna vez llegas a pasarte por aquí, si alguna vez por casualidad me echas de menos, y quieres tener algo de mí a lo que aferrarte en las noches en las que ya no esté... sólo tienes que leer esto, y comprender aunque sea la mínima parte de lo que has significado para mí.
Quizá todo esto debería decirlo en persona... pero supongo que ese fue siempre nuestro gran problema.
Si te miro a los ojos, no podría decir todo esto. Espero que lo comprendas.
"Cada vez que te recuerde sentiré como me duele gritar una palabra más..."

19 de agosto de 2012

Amargo sabor a decepción.

La sola idea de verme obligada a escribir esto me revienta. Escribir cuando no te quedan fuerzas ni para expresar lo que sientes a viva voz, cuando el cúmulo de mentiras en el que vivías se rompe por fin, y quedas expuesta a la verdad de frente, sin tapujos.
Entonces ves todo con claridad, y te das asco. Te das asco tú misma, las personas que te mintieron y, en general, todo el mundo.
Desde que era pequeña me habían dicho que siempre tenía que hacer lo más que pudiera por los demás, intentar ayudarles cuando tuvieran un problema, consolarles cuando estuvieran tristes por algo, o simplemente hacerles ver que estaba ahí para cuando me necesitasen. Hoy, mucho tiempo después me hago la pregunta que quizás debería haberme hecho mucho tiempo atrás. ¿Quién me ayuda a mí, me consuela y me hace ver que siempre está ahí? La respuesta es sencilla: cada vez menos gente.
Hablas de gente interesada como si tú no fueras el primero en serlo, de gente hipócrita y egoísta, cuando no hay más significado para esas palabras que tu nombre. Me pregunto cómo puedes mirarte en el espejo muchos días viendo lo que has hecho y lo que haces.
Me pregunto cómo puedo mirarme yo en él, sabiendo que he perdido tanto tiempo en alguien como tú.

3 de agosto de 2012

Dejarse caer.

Darte cuenta de que quizás todo lo que has estado buscando durante tanto tiempo en realidad no era lo que querías.
Y de repente, darte la vuelta, mirar hacia atrás y ver que has sido feliz, joder. Toda la vida quejándote de cosas sin importancia, porque en realidad no te falta nada. Porque en realidad tienes todo lo que quieres, todo lo que puedes, todo lo que de verdad necesitas.
Y si no lo tienes, lo consigues.

30 de julio de 2012

Settle down with me.

He llegado a una conclusión. Quizá no sea la mejor, ni la que había esperado encontrar, pero creo que nunca había tenido los ojos tan abiertos como ahora.
Veo todo lo que pasa a mi alrededor, me doy cuenta de todas las mentiras, todo el odio, todo el rencor que se esconde tras los ojos de todo el mundo. Sonrisas irónicas que intentan ocultar las verdaderas intenciones.
En realidad no sé si he hecho bien en abrir los ojos. Quizá ahora que sé todo esto, nunca pueda mirar a nadie de la misma forma en que lo hacía antes. Porque en realidad, antes pensaba que tenía que haber alguien que mereciera la pena. Alguien a quien mirar a los ojos y pensar: "en ti se puede confiar". ¿Pero ahora? ¿Quién puede garantizarme que no será como todos, un ser desgraciado y absurdo en un mundo en el que nadie le ayudará sin esperar algo a cambio?
Es triste y cruel, pero es real. Mi desconfianza hacia todos y hacia todo es mayor cada día que pasa, y se hace más fuerte con cada acto de desprecio que hacéis.
Luego nos podremos quejar del gran número de terroristas, de gente perversa, asesinos en serie, violadores, drogadictos, alcohólicos, putas, chulos...
¿No os dais cuenta de que en realidad los hemos creado nosotros mismos? Nuestro egoísmo e hipocresía, nuestra sociedad rota por la mitad.
Mi fe disminuye día a día... y no encuentro a nadie que pueda devolvérmela...
No sin pedir nada a cambio.

18 de julio de 2012

Porque la grandeza está precisamente en eso.

Hoy voy a romper con todo lo pasado. Con lo bueno y con lo malo. Porque a veces simplemente hay que dejarlo ir, hay que desprenderse de todo aquello que un día fue algo.
Hoy, he decidido que la vida se vive de día en día, sin preocuparse por nada más que por el segundo en el que estás.




14 de junio de 2012

Y hacer de mi mundo, nuestro mundo.

Supongo que te lo habré dicho mil veces. Que lo habré podido escribir otro millón, y que a veces lo grite porque soy feliz de que sea así.
Aunque, si te soy sincera, creo que aún no lo has oído las veces suficientes. Al menos las suficientes para hacerte una idea de lo que eres, de lo que significa para mí oír tu nombre. Esa sensación de alegría en el estómago, de no poder parar de sonreír, de sentir que estás ahí y de que llevas dos años sin irte.
Porque siempre que tengo un problema no hay otra persona en toda la faz de la Tierra a quien quiera ir a contárselo menos a ti, que me entiendes como nunca nadie lo había hecho, y aunque sea una tontería te preocupas como si fuera la peor tragedia del mundo. No sé qué hubiera hecho sin ti en tantas y tantas ocasiones, cuando no sabía qué decir, o qué hacer con nada.
Porque no se puede expresar con palabras las miles y miles de tardes a tu lado, tanto aburridas como divertidísimas. Tardes de esas que quisiéramos olvidar para siempre, y otras que nunca olvidaremos por lo geniales que fueron, porque estuvimos juntas.
Porque creo que no he experimentado sensación más triste que verte llorar, que ver como esos ojos de monstruo se inundaban de lágrimas, y ¿Sabes qué era aún peor? Verte así y no poder hacer nada para evitarlo, y consumirme, y sentir que se acababa el mundo si te veía así.
Porque removería cielo y tierra por verte sonreír, porque esa sonrisa nunca se borrara de tu boca, porque no hay sensación mejor que hacer alguna tontería y verte reírte sin motivo; verte e ir a darte un gran abrazo, de esos de los que dejan sin respiración, con los que se expresan esas cosas que nunca nos hemos dicho, pero que siempre hemos sabido.
Hoy no diré la palabra prohibida que empieza por gr... y termina por ...acias, porque es tu cumple, y habrá que respetar tus deseos de no querer escuchar esa palabra :)
Pero bueno, en realidad creo que todo lo que tengo que decirte se resume a ella, pues sin ti estaría perdida desde hace mucho, sin rumbo fijo, sin saber hacia dónde ir.
Por ser una de esas personas que me ha visto llorar y ha sabido siempre cómo consolarme, cómo saber secar mis lágrimas casi al instante. Por eso, por hoy, por ayer y por mañana.
Porque el pasado no lo podemos cambiar, pero el presente es nuestro, y el futuro aún más, y nadie sabe lo que pasará mañana, nadie tiene nada claro ahora.
Lo único que yo tengo claro es que en mi futuro quiero ver tu nombre escrito, con letras mayúsculas, con letras que sean sinónimo de amistad, amor, compañía, confianza, libertad...
Con letras que escribamos juntas.



12 de junio de 2012

Puedo ver cómo mientes.

Escribo. Escribo, escribo y escribo. Escribo sin parar lo primero que se me viene a la mente, los sentimientos más profundos de mi alma, los más intensos, los más puros.
Este es mi vehículo de movimiento, mi pequeño espacio donde ser quien yo quiera ser, quien querría ser. Ser yo misma es algo que siempre he creído que he sido, pero quizás me equivoque. Quizás me falten años y años de práctica para conseguir actuar de verdad como yo quiero. Si es que sé lo que quiero.
Porque, en realidad, ¿Qué es lo quiero? Y lo más importante, ¿Por qué lo quiero?
Parece que sé lo que hago, adónde me dirijo y la razón por la que lo hago. Pero no. En realidad no voy a ningún sitio en concreto, sino donde me lleva la corriente. Parece que lucho por alcanzar mis metas, pero es pura fachada. Hace tanto que no me apetece luchar... porque claro, luchar implicaría levantarse, y levantarse es el camino difícil. Creo que hace mucho tiempo que opté por llevar el camino fácil, ese en el que tienes garantizado un "todo irá bien, nada te hará daño", en lugar del camino del "A lo mejor nada va bien, pero te sentirás realizada".
Supongo que lo que tengo es miedo. Sí, un miedo atroz a pasarlo mal, a no poder levantarme de la cama en días, a conocer una rutina que he tratado por todos los medios de olvidar. Me alejo todo cuanto puedo de aquello que me puede hacer recaer en la soledad y el olvido. Me alejo de las palabras bonitas, de los "buenos días, princesa", de los "te quiero solo a ti". Y aunque me muera por oírlos aunque sea una última vez, lucho por alejarlos de mí todo lo posible. Lucho por BORRARLOS de mi vida.
Bueno, mira, a lo mejor sí que lucho.
Lucho porque te alejes de mí.

8 de junio de 2012

Pero cuando esté roto escuchar que merece la pena.

Siempre me he preguntado qué pasa con nosotros cuando un pilar fundamental cae. Cuando parece que aunque miremos a todos lados, no hay nada ni nadie a quién sujetarnos, que nos evite una estrepitosa caída.
Siempre he sabido cuáles eran mis pilares fundamentales, los que siempre estaban ahí y me evitaban cualquier tropiezo hacia el abismo. Quizá sin querer me salté uno, que aunque no brillara por sí mismo, era mucho más importante que todos los demás juntos. 
Acordarte de cualquier momento de tu vida, y verle a tu lado. Cualquier tontería que te haga sonreír y que ha hecho él. 
¿Qué hacer, cuando después de tanto, tantísimo tiempo, ya no está? Si ha desaparecido de repente... si ya no lo sientes cerca de ti, y sientes que te desmoronas. 
Me tienes ganada.

31 de mayo de 2012

Yo que encontré mi lugar en el color de tus ojos :)

A veces te sientes perdida, enterrada y desolada dentro del mundo. A veces crees que la vida se ha acabado para ti, que ya no tienes fuerzas para levantarte, para seguir caminando, para seguir yendo hacia delante.
Entonces aparece ella. Y te ayuda, te ayuda siempre, y te saca esa sonrisaza que tiene, que hace que te sea imposible no sonreír también.
Ella, a la que siempre has tenido, en los buenos momentos y en los no tan buenos.
Yo, que te he visto llorar, que te he consolado cuando nadie lo hacía, que he confiado en ti cuando todo parecía ir en tu contra. Tú, que nunca has dudado en preguntarme si me veías mal, si parecía que no era feliz. Que me comprendes, que sabes por lo que he pasado, porque tú has pasado por casi lo mismo.
No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí día a día, todo el amor que me demuestras, todo lo que confías en mí, sin pedir nada a cambio nunca. Eres de esas que sabes que nunca te va a fallar, pase lo que pase. Y aunque hayamos tenido nuestros más y nuestros menos, sabemos que siempre los más los superan.
Sigue siendo ese angelito de ojos verdiazules, de carácter bipolar y aspecto de niña buena, y te prometo que yo seguiré siendo y estando siempre para ti, para que me aguantes, para aguantarte, para darlo todo y no pedir nada.
Te diría que te quiero mucho muchísimo, pero creo que eso se queda corto para definir lo que eres en mi vida.
Sweet sixteen, Marina :)

27 de mayo de 2012

Echar de menos, ese término tan abstracto.

No sé si será porque he escuchado una canción que hace mucho que no escuchaba, o simplemente porque ya tocaba. No sé si es porque me odio a mí misma, porque me gusta hacerme sufrir acordándome de todo, o simplemente porque es un camino, como tantos me dijeron, inevitable. Es como si por más que quisiera desviarme de la trayectoria, cualquier atajo me haga volver de nuevo al punto de partida. Es como si fuera mi único destino. Pero, dime, ¿Lo es? ¿De verdad?
A veces me gustaría tener un diario de lo que va a pasar en mi vida, así a lo mejor no me empeñaría tanto en intentar cambiarla y solo dejaría que la corriente me meciera lentamente hasta donde debo ir.
He soñado tantas veces que tú eras mi destino, que a veces lo confundo con la propia realidad. He imaginado mil maneras diferentes de volver a quererte y hacer como si no hubiera pasado nada; volveríamos a ser felices, como algún día lo fuimos.
¿Y sabes qué es lo que más me fastidia? Que parecemos tener un imán. Parecemos pensar a la vez lo mismo, y estoy cansada. Cansada de que lo que pensamos se quede en eso, pensamientos.
Demasiado cobardes para admitir lo que todo el mundo grita a nuestros oídos. Demasiado cobardes para dar la cara y admitir lo que ambos sentimos.
No podría definirlo de otra forma.


10 de mayo de 2012

Pase lo que pase.

No me canso de decir lo injusta que es la vida. Los hay tan felices, gente que lo tiene todo con chasquear los dedos... mientras otros viven la más desafortunada de las vidas. Supongo que es verdad que hay gente que nace con estrella y otros que nacemos estrellados. Y sí, me incluyo porque no sé qué me pasa últimamente, pero no doy una. O me equivoco, o creo que lo correcto es lo incorrecto en realidad. Supongo que es una racha, que todo acabará pasando, y algún día mejorará esta situación. Pero también sé que llevo así mucho, quizá demasiado tiempo, que cada día me levanto pensando que la calma llegará para apaciguar la tormenta que es mi vida, pero nunca llega. Y sí, por qué no, admito que tengo celos de toda esa gente a la que le va mejor que a mí en todos los aspectos. ¿Por qué a mí no, por qué no puedo olvidar tan rápido como ellos? Es algo que siempre me he preguntado, ¿Cuándo es el momento oportuno para olvidar a una persona, cuándo puedes dejar de quererle, y poder pensar en otros?
Está claro que para algunos la respuesta es muy simple: cuanto antes busques a otro, mejor te irá. Entonces, ¿Por qué yo no puedo? ¿Por qué me sigue jodiendo a más no poder y siento que ha pasado poco tiempo cuando en realidad fue hace una eternidad? ¿Por qué me persigue?
Dicen que el corazón aprende a olvidar, pero no aprende a dejar de querer. Que una vez que una persona entra en él ya no volverá a salir, aunque tú lo creas así. Que nos podemos acostumbrar a todo, a estar sin ella, a aprender a sonreír sin que ella sea el motivo. Pero no es lo mismo. Ya nunca es lo mismo.

5 de mayo de 2012

Que nos irá de muerte ;)

Respiras hondo, lo más fuerte que tus pulmones te lo permiten y abres los ojos. La luz te daña, te hace querer volver a cerrarlos, pero no puedes, ya no. Y es que hay veces que sería mejor cerrar los ojos al mundo que te rodea, poder olvidar todo eso que te entristece todos los días, todos los malos recuerdos, y los no tan malos, que son siempre los peores.
Pero ya no puedes cambiar nada. Y no queda otra que seguir hacia delante. Pero no quieres, y cada día se te hace más cuesta arriba. Hasta que llegas a un punto en el que no puedes, en el que te dejas caer hacia atrás, volviendo al fondo del precipicio, sin remedio.
Y justo en ese momento aparecen. Te abren los ojos, te agarran fuerte, espalda con espalda, te levantan y vuelven a tirar de ti hacia arriba. Poco a poco, sin pausa pero sin prisa, cayéndoos, pero juntas. Las que en los peores momentos no te dejan abandonar, las que no te dejarán tirada en medio de la cuesta de tu vida, las que te secarán las lágrimas con sus manos llenas de las suyas propias. Las que están ahí en las mejores noches, pero también en las peores, en las que todas acabábamos sin querer levantarnos al día siguiente. Las únicas que pueden reírse de ti sin que te enfades, con las que pasas noches para el olvido y noches que nunca se olvidarán.
Ya lo veis, no siempre nos va bien, podemos ahogarnos en un vaso de agua o navegar contra viento y marea en un barco de papel. La pena nos hunde demasiadas veces, pero la risa nos saca a flote segundo tras segundo.
Sabéis que no suelo mentir, pero siempre que lo hice fue por veros sonreír (:

1 de mayo de 2012

Por haber escuchado tu voz...

Pensando y pensando he llegado a la conclusión de que esperamos algo que nunca llegará. Esperamos la perfección, alguien que sepa todos y cada uno de nuestros defectos, pero que aún así nos quiera. No nos damos cuenta de que esa persona en realidad no existe. De que nadie llegará a conocernos nunca como nosotros mismos nos conocemos. Que la perfección no existe, y a lo mejor sólo perseguimos eso porque no queremos ver que lo que de verdad necesitamos es mucho más fácil de lo que lo queremos hacer. Quizá siempre ha estado ahí, esperándonos, sin ser importante al principio ni siquiera.
Nos empeñamos en buscar algo fuera de nuestro entorno, día tras día arriesgando a conocer a más y más gente nueva, pero ¿Qué saben ellos de nosotros? Y así, sin más, vamos labrando un futuro, lleno de errores, de cosas que cambiaríamos, de decisiones mal tomadas, de miles y miles de momentos en que deseamos regresar al pasado para cambiar algo, sin éxito. ¿Es ese el verdadero camino? ¿Arrepentirnos todos los días del pasado, y no mirar más allá de él, sin darnos cuenta de que el presente está aquí, esperando a que lo escribamos?
Quizá, irremediablemente, la especie humana está condenada a tropezarse un millón de veces con la misma piedra. Probablemente necesitemos eso para darnos cuenta de que esa piedra será lo más importante de nuestra vida.

16 de abril de 2012

...

A ver cómo te explico. Sé de sobra que no llegarás a ver nunca esto, que no te preocupas lo suficiente por mí como para pararte a leerlo algún día. Por eso supongo que puedo expresarme con mayor claridad, con mucha más fluidez que si supiera que lo ibas a leer.
Supongo, y estoy casi segura, de que todo ser humano se rige por estímulos. Además de los físicos, de los emocionales. Está claro que cogerse de la mano con la persona que quieres no produce la misma sensación la primera vez que lo haces que cuando llevas un año con esa persona. Que la gente acaba acostumbrándose a esas cosas, y las ve como algo insignificante, mientras mucha otra se muere todos los días por experimentarlas, aunque sólo sea una vez.
Pues bien, supongo que me había acostumbrado, no sé si para bien o para mal, a ti, todo entero. A tenerte todos los días, a que nunca me fallaras cuando algo malo me ocurría, a poder sonreír gracias a ti cuando tenía un mal día, a ser tu amiga, en definitiva.
Pero ahora me doy cuenta de que no estás, y de que, aunque no me había dado cuenta, te habías hecho un hueco cada vez mayor aquí dentro. De que te echo de menos mucho más de lo que pensé algún día que podría echarte, de que siento que nuestros caminos se separan un poco más cada día que pasa, y nos alejamos lentamente el uno del otro, sin apenas darnos cuenta.
Me prometiste que siempre estarías. Hoy es el primer día que dudo esa promesa.

8 de abril de 2012

Quizá te das cuenta cuando te toca irte. Cuando de repente eres consciente de que te vas a alejar de algo que aprecias, de algo a lo que estabas apegada sin siquiera saberlo. Entonces es como si experimentaras lo que es perder ese algo, como si no lo fueras a volver a ver dentro de poco tiempo. Y así es como te das cuenta de que te hace falta, de que no quieres que se aleje, de que es mucho más importante para ti de lo que esperabas. Porque ese ataque de ansiedad que te da justo antes de tener que abandonarlo te devuelve a una realidad que hacía mucho que no vivías, que no querías vivir. Quizá lo necesites más que a nadie, más que a ninguna otra cosa. Quizá lo quieras de verdad.

4 de abril de 2012

Nunca nadie supo la verdad.

El tiempo pasa poco a poco, pero ahora todo es distinto. Ya no siento que me consumo cada minuto que no estoy cerca de ti, o que no te veo pasar por cualquier calle. Ya no me quedo mirándote a lo lejos mientras te alejas, pensando lo feliz que estaría a tu lado, acompañándote a cada paso que das.
Puedo afirmar, y afirmo que ya no son tus palabras las que me dejan sin respiración, que ya no busco sólo las alegrías que tú pudieras darme. Es cierto que no te miro con los mismos ojos que a otras personas, y probablemente nunca pueda mirarte igual, pues tú marcaste una etapa muy importante de mi vida, llena de felicidad, aunque también de la más absoluta tristeza y soledad, pero una etapa al fin y al cabo, que nunca querré olvidar.
Te eché de menos demasiado tiempo, creo que es hora de que te eche de más, de que tus miradas no sean las que más me importen, de que tus problemas no tengan que afectarme a mí también. Creo que es hora de que vaya pensando un poco más en mí y un poco menos en ti.
¿Que si es un adiós? Bueno, quizá sólo sea un hasta luego, quizá algún día me vuelva a dar cuenta de que no puedo estar sin ti y tenga que volver.
Solo quizá.

28 de marzo de 2012

Y siempre igual.

No lo entiendes, no lo entienden. Quién iba a poder comprender lo que es echar de menos una sensación. Desear todos los días levantarte con ese cosquilleo de pies a cabeza, ese tan intenso que sólo sentía contigo.
La gente normal se conforma con los besos sin sentimiento, con poder decir que tienen "algo" con alguien. Pero, ¿Y qué es ese algo? ¿Qué tiene de especial? ¿Hasta qué punto consigue hacerte feliz?
Nunca he logrado entender quién fue el que estableció que lo más importante de una relación fuera el placer carnal. ¿Dónde quedan las sonrisas, las miradas, las palabras? Lo más valioso de cualquier relación, amistosa o amorosa, son los pequeños detalles. Poder levantarte por las mañanas sabiendo que tienes alguien en quien apoyarte si te pasa algo. Alguien que tienes la certeza de que no se irá cuando haya sacado todo lo que quiere de ti. Alguien con quien puedas divertirte aunque no estés besándolo, que te haga reír y sepa cómo hacerte llorar de felicidad.
¿De verdad creéis que un lío o un polvo puede sustituir todo eso? Presumís de que queréis alguien especial, alguien a quien podáis llamar "novio". ¿De veras es eso lo que buscáis? Porque yo creo que no. Si quisierais de verdad a alguien, os daría igual la denominación, o la fecha.
La verdadera definición de amor se pierde cada día más... mientras tanto, yo seguiré buscando ese alguien que esté dispuesto a encontrarla conmigo.

18 de marzo de 2012

Forever? And ever.

Siempre había creído que quería un príncipe de esos de cuento de hadas. De los que te venían a buscar en su corcel blanco y te llevaban lejos de monstruos, siendo siempre fieles y cuidadosos, sin lastimarte nunca, dándotelo todo sin pedir nada a cambio.
Hoy, me he dado cuenta de que a lo mejor la persona que busco tiene que ser la imperfección personalizada. Que nunca venga a buscarme a ningún sitio, que nos encontremos a mitad de camino entre mi mundo y el suyo, que me ayudara a luchar contra los monstruos que asolaran mi vida, pero nunca me lo diera todo hecho, que no me fuera fiel siempre, pero que fuera yo la única que inundara sus sueños, y que las demás solo fueran simples mujeres sin rostro con las que satisfacer sus necesidades. Que me lastimara cuando tuviera que hacerlo, cuando no quedara más remedio, pues prefiero una caída a tiempo que esperar a que sea demasiado tarde.
Alguien que no estuviera siempre conmigo, pero que tuviera un ojo puesto en mí en todo momento, una mirada de reojo, algo que me hiciera darme cuenta de que sigue ahí, de que no se ha ido, de que pase lo que pase y esté donde esté él me seguirá con la mirada.
¿Puedo contar contigo?

13 de marzo de 2012

It's too cold outside for angels to fly...

Aunque me niegue a decirlo, aunque disimule con una sonrisa falsa cada vez que me pregunten, aunque pueda verte por la calle y disimular como si no me temblaran las piernas, TE ECHO DE MENOS.
Y es que, por mucho que siga buscando, sé que no habrá nadie como tú, y me ha dado tiempo de sobra a comprobarlo. He conocido a todo tipo de personas, pero ninguna como tú. Ninguna ha conseguido hacerme sentir como tú me hacías sentir con tan sólo decirme una palabra. Y es que yo valoraba todo lo que me decías, y cada segundo que pasaba a tu lado intentaba quedarme con tu olor, y reconocerlo cada vez que paseara por una calle para saber que habías pasado por ahí.
No he soñado con nadie tantas veces como lo he hecho contigo, y jamás he deseado tanto que todo este tiempo no fuera más que una pesadilla, un mal sueño que pronto se acabaría y me llevaría de vuelta a ti. Que he comprobado que sin ti a mi lado dándome ánimos para ir hacia adelante no soy nadie, que la vida dejó de tener sentido, que te necesito, por mucho que me empeñe en negarlo, por mucho que mire hacia delante, siempre tengo un ojo puesto en ti y sigo esperándote.
Porque eres tú, el único que sabe hacerme única en el mundo, y porque cuando alguien me pregunta que con quién me gustaría estar no puedo evitar pensar en ti y en mí caminando dados de la mano... porque es solo y únicamente contigo con quien quiero compartirlo todo, con quien quiero que no haya secretos...
Que te quiero... y que me muero si no te tengo, aquí, cerca.

9 de marzo de 2012

...

Se levantó de la cama y miró a su alrededor, buscando algo en la oscuridad, quizás sus propias ganas de afrontar el día. Y es que, desde hacía mucho tiempo, tanto que ni siquiera recordaba otra forma de vida, no tenía ilusión por nada. Había perdido la fe por aquello por lo que un día luchó, se había dado por vencida, y había decidido que era mucho mejor estar en lo más hondo y no intentar levantarse, que permanecer en la superficie para luego recibir el duro golpe de la caída.
Cada día se levantaba, sin más motivaciones que las de la rutina en la que estaba sumida su vida. No veía más allá de lo que tenía delante, no soñaba, ya no. Y es que desde que la mayor de sus ilusiones desapareció, ya nada le parece lo suficientemente importante como para esforzarse en conseguirlo. Ya no ve a nadie con los mismos ojos. Ya no ha vuelto a sentir que el estómago le daba un vuelco al pensar en alguien.
Y tampoco se ha preocupado por buscarlo, para qué mentir. Tiene tanto miedo de que alguien se lo haga pasar tan mal como lo pasó, que no se esfuerza en ver a otra persona de la misma forma en que lo veía a él. Simplemente camina por la calle sin rumbo fijo, deseando en teoría encontrar a alguien, pero sin buscarlo en realidad.
¿Dónde está él? ¿Por qué se fue? ¿Cuándo le fallé? Son las preguntas que se hace cada día, preguntas sin respuesta que la atormentan, que hacen que su vida no pueda fluir, que no pueda ser feliz.
A veces, tan sólo quiere que se la trague la tierra, que se acabe todo ese dolor que no abandona su alma desde hace demasiado tiempo... a veces sólo quiere que todo no hubiera pasado nunca.

5 de marzo de 2012

Freedom.

Llega un día en que abres los ojos al mundo, y te ves así, justo como querías verte hace mucho tiempo. Te sientes libre, libre para hacer lo que quieras, para estar con quien quieras, para besar a quien te dé la gana. Quieres comerte el mundo, y sientes que no hay nadie que pueda impedírtelo, por mucho que quieran. Quizás no es felicidad lo que sientes, pero por primera vez en mucho tiempo experimentas algo que llevabas demasiado tiempo sin sentir: que puedes hacer lo que te apetezca, y nadie puede negártelo, porque no le debes cuentas a nadie.
¿A qué esperas? El mundo te está esperando ahí fuera, está esperando que lo descubras tú sola, que te lo comas a mordiscos, y está ahí para ti, para nadie más.

14 de febrero de 2012

Dos palabras, ocho letras.

Supongo que la vida consiste en esto. En los momentos inesperados, en las sorpresas que por muy insignificantes que sean te hacen sonreír, sonreír mucho, como no lo hacías desde hacía meses.
GRACIAS. Sé que sólo es una simple palabra, pero quiere decir mucho más de lo que siginifica.

12 de febrero de 2012

But darling...

Ya no sé ni qué escribir, ni qué poner, ¿Para quién? Si ni siquiera va para nadie. ¿Cómo puedo poner lo que siento, si no siento nada? Este enorme vacío que me persigue día y noche, a todas horas, apoderándose de mí un poco más. Esta enorme sensación de no tener donde agarrarme. Ojalá tuviera al menos un clavo ardiendo, alguien que sé que no es adecuado, pero que al menos exista, que esté en alguna parte. ¿Dónde lo busco, qué hago para encontrarlo? Las opciones se me van acabando, y no me queda nada. El tiempo sigue pasando, año tras año, todo cambia excepto yo.
Me resulta tan lejano que alguien me coja por la cintura y me diga que me quiere, que me haga reír, que prefiera estar conmigo a estar en cualquier otro sitio... a veces pienso si de verdad sucedió, si no fue producto de mi imaginación.
A veces quiero morirme y no volver a salir hasta que nadie me prometa algo mejor a esto.

5 de febrero de 2012

Aquí y ahora.

Nunca creí que se pudiera sentir esto por alguien. Dios, ahora mismo te cogería y te abrazaría, y me quedaría así, sin soltarte nunca.

4 de febrero de 2012

Tú, y solamente tú.

En estos días de frío es cuando más te echo de menos. Joder, y lo bien que se estaba caminando por la calle dados de la mano, o cuando me abrazabas porque tenía mucho frío y no podía parar de temblar.
¿Sabes qué es lo que quiero? Es que al oír la palabra "amor", me venga la imagen de alguien, de alguien que quiero sea algo, algo grande y puro, alguien que transforme mis mañanas, que haga de la rutina lo mejor de la vida, que me despierte con un "buenos días, princesa", que el día de San Valentín no me regale nada, pero que todos los demás días celebremos que nos queremos, con un beso, con una sonrisa... con cualquier cosa.
Quiero que me pregunten que si soy feliz, y poder responder que sí con satisfacción, sabiendo que nada podría quitarme lo más bonito que tengo.
¿Fechas? ¿Para qué? Nuestro amor no tendrá inicio ni final. Será algo que habrá que ir construyendo poco a poco, con esfuerzo y alguna que otra lágrima, pero con amor, mucho amor, con ganas de querer hacer un futuro, con miedo a soltarnos las manos alguna vez, con la intención de seguir así siempre, pase lo que pase.
Quiero alguien que me diga de qué color me pinto las uñas cada día, o cómo me arreglo el pelo. Quiero que me diga qué ropa me queda mejor, con qué sombra de ojos estoy más guapa. Alguien que se fije en el más mínimo detalle, que se dé cuenta de cuándo me corto las puntas, o de cuando tengo ojos tristes. Que me consuele sin palabras, tan sólo abrazándome muy fuerte, haciéndome ver que él estará ahí cuando la tormenta arrecie mi vida, cuando parezca que no hay sitio para la esperanza, allí estará él para sacarme del vendaval y llevarme a un lugar seguro.
Yo sólo quiero alguien que sepa quererme. Alguien que algún día pueda ir diciendo a sus amigos: "esa es la chica que yo más quise en el mundo."

29 de enero de 2012

Game over.

Es tan difícil desprenderse de un amor que lleva vivo tanto tiempo... un amor donde siempre ha quedado lugar a la esperanza, donde cuando menos lo esperabas podía aparecer un "te quiero".
A veces pienso que esos que tú me decías tantas veces, sólo quería decir "te quiero porque no quiero estar solo". Pero yo me engañaba, me engañaba queriendo creer que lo decías porque de verdad lo sentías.
Quizá lo que más nos gusta de esto es el juego. El juego de ahora querernos, ahora no, de estar con otras personas, pero nunca dejar de querernos el uno al otro, siempre dejando esa puerta abierta. Sin el juego estamos perdidos, y aunque lo intentáramos, ambos sabemos que acabaríamos estropeándolo todo de un momento a otro. Nuestra única manera de estar es así, jugando a que esto nunca acabe. Hoy sufro yo por ti, mañana lo harás tú por mí. Y así, a lo tonto, jugando al juego del amor, ¿Cuánto llevamos? Demasiado tiempo. Tiempo en el que ha habido momentos para todo. Para llorar, para reír, para amarnos con locura, o odiarnos con toda nuestra alma. Pero siempre, cuando parece que todo está perdido, que esta es la definitiva, alguno de los dos se da por vencido y vuelve. Así, sin más, como un círculo vicioso que parece que no se acaba nunca.
No sé si tú mismo te das cuenta, pero así, sin quererlo, estamos haciendo un pasado y un presente... juntos.

25 de enero de 2012

Quiero beber hasta perder el control.

Quisiera explicar todo lo que siento por ti ahora mismo. Pero no puedo, es demasiado grande, demasiado puro, demasiado intenso como para poder plasmarlo en cuatro líneas, y no soy tan buena escritora.
Es esa sensación de que todo te va de maravilla, de que podría caer una bomba nuclear, que si yo estuviera junto a ti, nada más importaría.
Sé que nadie lo entiende, pero tampoco es lo que busco. Comprendo que nadie sepa lo que es tener plena y absoluta confianza en ti, saber que puedo contarte cualquier cosa y que nadie se enterará de ella. Poder mirarte y decir que al menos sé lo que es haber estado enamorada, y que es lo mejor del mundo.
Qué bonito es esto, de verdad. Qué pena que la rutina lo estropeara.

21 de enero de 2012

Por qué intentarlo más...

Lo he intentado, de verdad que lo he hecho.
He intentado olvidarte en los bares de carretera con cualquier camionero borracho que se me acercara. He hecho lo imposible para que salieras de mi mente. He pasado momentos en los que creía que el mundo se venía encima, y que la vida no tenía sentido si no estabas tú. He aprendido que las segundas oportunidades nunca son como las primeras, que la vida te da una hostia cuando menos te lo esperas y que si quiero a alguien, lo quiero hasta el final.
Por qué será que no encuentro el final de esta maldita historia. Por qué, si le pusimos mil puntos y a parte, si nos gritamos cosas que nadie se gritaría jamás, si nos dejamos claro que el amor ya no nos unía.
Explícame dónde se quedó el final, y por qué no viene a buscarme, por qué no me saca ya de la desolación.
Por qué.

13 de enero de 2012

Es como cuando me dices te quiero.

Es increíble. Un día como otro cualquiera conoces a una persona sin saber si será o no importante en tu vida más adelante. Vas contándole cosas poco a poco, conociéndola, sabiendo sus miedos, sus pasiones, lo que le gusta hacer, lo que detesta... es como si fueras haciendo un cursillo intensivo sobre su vida. 
Al principio no te importa. Puede que te diga que su color preferido es el verde, y que tú lo olvides y creas que es el azul. Pero después, según transcurre el tiempo, vas poniendo cada vez más interés en lo que te cuenta, hasta que es como un libro abierto para ti. Conoces todas y cada una de sus expresiones, y sabes relacionarlas con sus estados de ánimo. Estás segura de que si saca la lengua es que le divierte lo que has dicho, o que si se hace el enfadado pero reprime una sonrisa, es que en realidad sólo quiere hacerte rabiar.
Luego, llega el día en el que definitivamente te acabas de creer que, sin darte apenas cuenta, te has enamorado. Y sientes algo que te llena, que te hace sonreír cuando él sonríe, que te complementa. Nunca habías experimentado eso, y hacerlo ahora te llena de una felicidad indescriptible con palabras. 
Los días van pasando, y sientes que tu amor por él jamás se extinguirá, que lo vuestro sí que será para siempre, que tú serías feliz toda tu vida sólo con poder mirarlo fijamente y sonreír junto a él.
Es curioso, pero las cosas de él que antes te daban igual, ahora te las sabes de memoria. Te encanta hablar con él, compartir cualquier tontería que te pase, cualquier cosa, con tal de tener su atención durante un minuto. A veces te alejas sin querer, temiendo poder parecerle pesada, pero al ver que él no parece molesto, continúas así, día tras día, feliz, contenta contigo misma y con el mundo.
Es... cómo explicarlo, es la mejor experiencia del mundo, y quien no la ha sentido, jamás podrá vivir.

10 de enero de 2012

Too late...

Duele. Duele mucho. Tanto como un golpe del dedo meñique contra la pata de la mesa. Es más frustrante que no poder salir un día a jugar porque está lloviendo. Tan horrible como descubrir en medio de un viaje que se te ha borrado del Mp3 tu canción favorita. 
Enterrar sentimientos bajo llave en un cajón de mi memoria y prohibirles por todos los medios que salgan de donde están nunca ha sido mi estilo, pero esta vez haré una excepción. Enterraré lo que pienso, lo que sé y sobre todo, lo que siento. Me quedaré callada en una esquina de la habitación más oscura que exista y no saldré hasta que no haya nadie para mirarme con atención, para clavar en mí la mirada de la decepción. Porque cada día siento que decepciono a más gente sin darme apenas cuenta. Cada día veo que más personas se alejan de mí sin retorno, sin un adiós, sin nada. 
Debería haber aprendido de las hostias que me he dado en mi vida, pero ya se ve que no, que yo sigo tropezándome con la misma piedra, aunque la propia piedra ya ni siquiera esté ahí, qué más da. 
Juré mil y una veces que nunca más, pero he descumplido esa promesa un millón. Me prometí a mí misma que sería fuerte con lo que viniera, y que nada podría derrumbarme, pero he pasado más tiempo en el suelo que de pie. 
Hoy, sinceramente, no sé si las cosas serán diferentes. Si servirán esta vez mis propósitos o volveré a fracasar y a acabar vencida por las ganas que tengo de tenerte aquí, cerca. Si al final me vencerán los deseos de decirte: te echo de menos y que tú me respondas un: yo también. 
Sé de sobra quien fue el vencedor y quien el vencido en esta tómbola que es nuestra vida. Pero también sé que esta no es la última vez. Que volverás, a lo mejor no mañana, ni dentro de un mes, pero volverás.
Quizá esa es la razón de que yo siga anclada esperando siempre a la próxima vez.

8 de enero de 2012

Siempre fui esclavo de la libertad... luego apareciste tú.

Echar de menos. Es un término tan abstracto... 
Siempre pensé que echar de menos era no dejar de pensar en una persona, desear que estuviera a mi lado en cada momento, pero que en cuanto pasara un tiempo sin ella me recuperaría y poco a poco aprendería a estar sin ella. Ahora veo que me equivocaba.
Echar de menos consiste en esperar todos y cada uno de los días en que esté pensando en ti. Es que te ocurra algo y pensar en contárselo antes que a nadie, es saber que te sacrificarías sin condiciones. Y, cuando echas de menos de verdad, entiendes que por mucho tiempo que pase, siempre dejarás un hueco a la esperanza, esperarás que vuelva, y nunca cerrarás esa puerta.
Echar de menos es siempre tener una neurona pensando en esa persona, no dejar ni un segundo de preguntarte qué estará haciendo, o si te necesitará... 
Nadie dijo nunca que echar de menos fuera fácil. Nadie dijo que estaría más tiempo disfrutando de tu compañía que echándote de menos. 
Echarte de menos... era uno de los riesgos que asumí el día que me enamoré de ti. Y te aseguro que aún hoy, no lo cambiaría por nada.