12 de abril de 2014

Perdida en otra dimensión

Por fin encuentro algo de tiempo para escribir. Aunque, para ser sincera... hace mucho tiempo que ya no se me ocurre qué poner. No sé, es como si mi inspiración se hubiera ido y no quisiera volver nunca más.
Últimamente las cosas se suceden demasiado rápido y no me da tiempo a sentirlas todas. Y con sentirlas me refiero a que provoquen algo en mí que no sea indiferencia. Supongo que dentro de un mes cuando haya pasado un tiempo de todo esto probablemente estalle en ira o algo así y empiece a sentir dolor u odio... no lo sé. La verdad es que ya no creo que pueda sentir más de lo que hasta ahora he sentido. Creo que dentro de mí tengo una especie de máquina que almacena sentimientos negativos y que hace mucho que llegó al máximo de su capacidad. Y así me encuentro ahora, derrumbada por todas partes pero en realidad no me siento mal. Es como... un vacío, un vacío muy profundo que parece no tener fin y que me acompaña a todas partes.
La gente va y viene... hay gente que ha vuelto varias veces después de irse y gente que decidió no volver nunca a pasarse por aquí. Y parece que ya no siento nada al respecto. Se van y no me importa. Deciden quedarse y les hago un hueco a mi lado, pero no me giro a mirarlos. Y probablemente eso sea lo que hace que a veces me pasen estas cosas. Que no valoro nada de lo que tengo, y que si lo valoro, cuando empiezo a hacerlo siempre es tarde.
Podría decir que me equivoqué en todas las decisiones que tomé, que si volviera hacia atrás mi vida sería completamente distinta (y probablemente mejor). Que sería, en definitiva, otra persona. Y a veces me miro al espejo y me pregunto a mí misma si eso lo que realmente quiero. Lástima que solo me devuelva el reflejo de alguien que ya tomó esas decisiones, y no me muestre a alguien que hizo lo contrario.
No encuentro respuestas. Quizá hace algún tiempo que ni siquiera me pregunto nada por miedo a que yo misma sepa la triste respuesta.
El otro día vi una frase que me impactó y que creo que tiene razón: "¿El niño que fuiste una vez estaría orgulloso de lo que eres ahora?"
Y si le pregunto eso a mi yo de 10 años probablemente no me miraría a la cara. Porque nada de esto es lo que yo quería, o lo que yo pensé que quería.
Y a lo mejor es hora de mudar de piel, o de personalidad, o de vida; y perder trozos de mí misma que ya no me pertenecen.
Y sentirme incompleta durante algún tiempo.
O quién sabe, quizá para siempre.