A pesar de los vaivenes emocionales que normalmente dominan mi vida, la tranquilidad en ese sentido parecía haberse convertido en rutina. En justo lo que yo no soy. Rutina. Y si el deseo del cambio se hace tan irremediablemente excitante a veces, el miedo a lo que puede conllevar me hace la persona más cobarde, a veces. También.
Ojalá tuviera el tiempo necesario para salirme de la pantalla y plasmar todo esto sobre el papel. Ojalá fuera lo suficientemente honesta para ser sincera conmigo misma y reconocerme lo que quiero y lo que tengo por miedo a querer. Ojalá. Y no tener espinas por todo el cuerpo recordándome todas y cada de las espinas que no me puedo sacar desde aquel día. Aquellos días.
Ojalá pudiera sacarme con estas líneas toda la angustia que me consume. Ojalá ese trébol de 4 hojas no anidara siempre en mi muñeca.