22 de diciembre de 2012

Right at you.

Te crees mi conciencia. Piensas que puedes controlar todos y cada uno de mis movimientos, que estoy a tu servicio, siendo una especie de esclava de tus sentimientos, de tus estúpidos juegos de rol.
Me has manejado como te ha dado la gana durante mucho tiempo y tienes absoluta seguridad de que las cosas no cambiarán nunca. Y la culpa la tengo yo.
Fui yo la que elegí sólo escuchar lo que tú me decías, hacer lo que tú creías que era lo correcto, dejar de hacer aquello que te molestaba.
Has despertado lo mejor que había en mí, mis ganas de seguir adelante, de no rendirme jamás, alimentada por falsas esperanzas que acababan por no cumplirse. Vivía de ilusiones, y esas han sido precisamente las que me han llevado a donde estoy ahora. A este punto donde no hay retorno, donde o lo tengo todo o me quedo sin nada, donde andar con pies de plomo ya ni siquiera sirve.
La luz deslumbrante de tu mirada me hipnotizó, para qué negarlo a estas alturas. Pero una acaba por acostumbrarse a la luz, por muy cegadora que sea.
Espero que te guste la oscuridad.