16 de abril de 2012

...

A ver cómo te explico. Sé de sobra que no llegarás a ver nunca esto, que no te preocupas lo suficiente por mí como para pararte a leerlo algún día. Por eso supongo que puedo expresarme con mayor claridad, con mucha más fluidez que si supiera que lo ibas a leer.
Supongo, y estoy casi segura, de que todo ser humano se rige por estímulos. Además de los físicos, de los emocionales. Está claro que cogerse de la mano con la persona que quieres no produce la misma sensación la primera vez que lo haces que cuando llevas un año con esa persona. Que la gente acaba acostumbrándose a esas cosas, y las ve como algo insignificante, mientras mucha otra se muere todos los días por experimentarlas, aunque sólo sea una vez.
Pues bien, supongo que me había acostumbrado, no sé si para bien o para mal, a ti, todo entero. A tenerte todos los días, a que nunca me fallaras cuando algo malo me ocurría, a poder sonreír gracias a ti cuando tenía un mal día, a ser tu amiga, en definitiva.
Pero ahora me doy cuenta de que no estás, y de que, aunque no me había dado cuenta, te habías hecho un hueco cada vez mayor aquí dentro. De que te echo de menos mucho más de lo que pensé algún día que podría echarte, de que siento que nuestros caminos se separan un poco más cada día que pasa, y nos alejamos lentamente el uno del otro, sin apenas darnos cuenta.
Me prometiste que siempre estarías. Hoy es el primer día que dudo esa promesa.

8 de abril de 2012

Quizá te das cuenta cuando te toca irte. Cuando de repente eres consciente de que te vas a alejar de algo que aprecias, de algo a lo que estabas apegada sin siquiera saberlo. Entonces es como si experimentaras lo que es perder ese algo, como si no lo fueras a volver a ver dentro de poco tiempo. Y así es como te das cuenta de que te hace falta, de que no quieres que se aleje, de que es mucho más importante para ti de lo que esperabas. Porque ese ataque de ansiedad que te da justo antes de tener que abandonarlo te devuelve a una realidad que hacía mucho que no vivías, que no querías vivir. Quizá lo necesites más que a nadie, más que a ninguna otra cosa. Quizá lo quieras de verdad.

4 de abril de 2012

Nunca nadie supo la verdad.

El tiempo pasa poco a poco, pero ahora todo es distinto. Ya no siento que me consumo cada minuto que no estoy cerca de ti, o que no te veo pasar por cualquier calle. Ya no me quedo mirándote a lo lejos mientras te alejas, pensando lo feliz que estaría a tu lado, acompañándote a cada paso que das.
Puedo afirmar, y afirmo que ya no son tus palabras las que me dejan sin respiración, que ya no busco sólo las alegrías que tú pudieras darme. Es cierto que no te miro con los mismos ojos que a otras personas, y probablemente nunca pueda mirarte igual, pues tú marcaste una etapa muy importante de mi vida, llena de felicidad, aunque también de la más absoluta tristeza y soledad, pero una etapa al fin y al cabo, que nunca querré olvidar.
Te eché de menos demasiado tiempo, creo que es hora de que te eche de más, de que tus miradas no sean las que más me importen, de que tus problemas no tengan que afectarme a mí también. Creo que es hora de que vaya pensando un poco más en mí y un poco menos en ti.
¿Que si es un adiós? Bueno, quizá sólo sea un hasta luego, quizá algún día me vuelva a dar cuenta de que no puedo estar sin ti y tenga que volver.
Solo quizá.