8 de diciembre de 2011

Estás sobreaviso, vas a quererme.

El que miente, no es traidor. Y si yo te digo que te quiero, es que te quiero. Te quiero en tus mejores días, cuando nadie te puede quitar esa idiota sonrisa de la cara, cuando por cualquier tontería te echas a reír a carcajadas sin ninguna explicación. Pero también te quiero en los días en los que no hay quien te soporte, los días cuando no paras de repetir que quieres morirte, que la vida es un asco y que nada merece la pena. Esos días yo también sigo ahí, aunque no lo creas, aunque ni siquiera me notes cerca de ti, ahí estoy, esperando que me pidas ayuda para salir del bache. Juré que no te abandonaría y hasta el momento, jamás he roto esa promesa, ni tengo intención de hacerlo. Porque te quiero, te quiero cuando eres adorable, cuando eres un idiota, cuando dan ganas de matarte, cuando me muero por tenerte cerca para comerte a besos.
Porque en eso consistía, ¿Recuerdas? En simplemente estar cuando no te lo pidan, pero cuando sepas que de verdad haces falta.