4 de abril de 2012

Nunca nadie supo la verdad.

El tiempo pasa poco a poco, pero ahora todo es distinto. Ya no siento que me consumo cada minuto que no estoy cerca de ti, o que no te veo pasar por cualquier calle. Ya no me quedo mirándote a lo lejos mientras te alejas, pensando lo feliz que estaría a tu lado, acompañándote a cada paso que das.
Puedo afirmar, y afirmo que ya no son tus palabras las que me dejan sin respiración, que ya no busco sólo las alegrías que tú pudieras darme. Es cierto que no te miro con los mismos ojos que a otras personas, y probablemente nunca pueda mirarte igual, pues tú marcaste una etapa muy importante de mi vida, llena de felicidad, aunque también de la más absoluta tristeza y soledad, pero una etapa al fin y al cabo, que nunca querré olvidar.
Te eché de menos demasiado tiempo, creo que es hora de que te eche de más, de que tus miradas no sean las que más me importen, de que tus problemas no tengan que afectarme a mí también. Creo que es hora de que vaya pensando un poco más en mí y un poco menos en ti.
¿Que si es un adiós? Bueno, quizá sólo sea un hasta luego, quizá algún día me vuelva a dar cuenta de que no puedo estar sin ti y tenga que volver.
Solo quizá.