27 de octubre de 2011

How wonderful life is...

Los ojos más bonitos que había visto en su vida. Tanto, que no podía dejar de mirarla fijamente. Definitivamente, aquellos ojos verdes eran los que hacía tanto tiempo que buscaba. El brillo justo, expresando cada emoción de aquella personita sentada justo en frente de él. 
Desde ese momento, nada más ocupó sus sueños. Tan sólo podía soñar con aquellas pestañas largas hasta el infinito, aquellas pupilas pequeñas, rodeadas de verde, gris, marrón... por todas partes. Era como si aquella mirada le persiguiese a cualquier lugar al que fuera. Mirara a quien mirara, todas las miradas eran simples y pobres comparadas con la suya. Era una mirada que transmitía seguridad, pero a la vez una tremenda fragilidad, como si necesitara que alguien la protegiera de todos los obstáculos. Y, por supuesto, él sabía que era el adecuado para esa misión.
Quizás si se hubiera fijado antes en aquellos ojos, todo hubiera sido mucho más fácil.