9 de noviembre de 2013

Éxtasis

Impotencia.
Llevaba algún tiempo sin escribir, pero supongo que no había nada que poner, nada que decir que fuera capaz de explicar con palabras...
Cuando tu vida da un giro de 360 grados ni siquiera sabes qué pensar, cuando muchas cosas pasan por tu cabeza como un remolino de recuerdos que se pierde en un tiempo pasado que, por fin, sabes que no volverá.
Los puntos finales nunca se me dieron bien, yo soy más de los hasta luego dichos a media voz, dejando el hueco abierto siempre a la esperanza; soy de las que 'nunca contigo pero tampoco sin ti' y de las que cree que el mundo, Dios o el Karma nos hace estar donde estamos por una razón. Que algo se aproxima cada vez más a nosotros con cada paso que damos, con cada error que cometemos, con cada herida que recibimos. Gran error por mi parte creer que todo el mundo es como yo, que todos creen que cada cosa que hacen la hacen para acabar recibiendo algo mucho más grande. No, la mayoría de la gente se limita a ir de un lado a otro, dejándose llevar por un devenir inexplicable, sin hacerse preguntas o preocuparse lo más mínimo por nada o por nadie. Gran error pensar que ellos no mienten, que no hacen daño, que no engañan ni manipulan a su antojo, que no son crueles, que no te pueden destrozar hasta hacerte pedazos tan pequeños que ni tú misma te reconoces al mirarte al espejo.
Realmente no sé quién soy desde hace algún tiempo; me miro y no sé por qué estoy donde estoy o qué me ha traído hasta aquí. Delante de mí veo un futuro incierto, tan turbio e impredecible como no lo había visto nunca ante mí. Y eso puede ser bueno o malo: bueno porque puede depararme cualquier cosa y la curiosidad domina frente a otro sentimiento, y malo porque puede traerme más de lo mismo, y yo... no sé si podré soportarlo más.
Lo único que tengo claro en esta etapa de transición es que no quiero volver atrás. Porque una vez que has caído hasta el fondo solo puedes ir hacia arriba.
O eso decían.