31 de julio de 2011

Sonrisas que acompañan...

Es extraño. Nos pasamos la vida intentando que las cosas salgan de una manera determinada, tal y como nosotros queremos. Deseamos que ese examen nos salga bien, que no se agote en las tiendas aquella camiseta que hemos visto y que tanto nos gusta... 
Sin embargo, si todo saliera tal y como lo planeamos, ¿No sería demasiado aburrido vivir? No tendríamos sorpresas, pues las cosas nunca cambiarían de como nosotros las queremos. No sabríamos ser pacientes y esperar lo que la vida tuviera que depararnos. 
Todo es como una montaña rusa, nunca sabes qué te esperará en la próxima curva, o si la siguiente bajada será muy grande y temible. 
Por eso me he propuesto no ponerme límites, disfrutar del hoy, y dejar que mañana pase lo que tenga que pasar, pues la vida es aquello que te sucede mientras tú te empeñas en hacer otras cosas.

16 de julio de 2011

I won't be afraid.

Quizá fue su sonrisa, que me hipnotizó. Quizá su olor, que me transportó hacia un lugar donde jamás había estado. Pero en aquel momento, supe con seguridad, cuál era mi cometido en la vida. En ese mismo instante me di cuenta de que la única razón por la que yo estaba en el mundo era para hacerle feliz, para impedir que se hundiera, para ayudarle a salir de todos y cada uno de los hoyos donde cayera.
Así, día tras día, fuimos forjando un futuro, a veces incierto y turbio, otras simple y sencillamente perfecto. Decidimos cuántos hijos tendríamos, a qué colegio irían, cómo los educaríamos. Sabíamos que si eran hijos nuestros serían perfectos, y no teníamos miedo de nada. Teníamos la ilusión de envejecer juntos, de que la última persona que veríamos antes de morir sería el otro, de que las últimas palabras que pronunciaríamos serían un "te quiero". Estábamos completamente seguros de que nos complementábamos, de que cuando uno sufría, el otro lloraba amargamente. De que, o caíamos los dos, o no caía ninguno.
Éramos conscientes de que no todo sería fácil, pero estábamos dispuestos a superar cualquier obstáculo por algo que de verdad queríamos.
Era bonito soñar tumbada a su lado mientras nuestros labios se rozaban y se nos entrecortaba la respiración. Era bonito coger su cara entre mis manos, y decirle que le quería mirándole a los ojos, y pasarnos horas discutiendo sobre quién quería más a quién. Eran bonitos aquellos besos de despedida que siempre se querían alargar eternamente, pues nunca queríamos separarnos.
Era bonito quererle, pues él era la manzana prohibida.

12 de julio de 2011

Que tus ojos me cuenten que te han visto llorar...

No lo sabíamos, no lo teníamos claro. En realidad, ¿Quién podía imaginarlo? Éramos él y yo, sin espacio ni tiempo. Éramos como un par de gotas de agua resbalando por el cristal de una ventana tras una tarde de lluvia; no sabíamos que íbamos a encontrarnos, pero de repente nos juntamos para ir juntos hacia abajo, con otras gotas que nos miraban desde lejos recelosas. Sin embargo, llegó un día en que tuvimos que separarnos, en que él tomó su propio camino, y yo me quedé allí, sin saber qué hacer ni hacia dónde ir. Fue como si la mayor parte de la gota que formamos juntos se hubiera ido con él, y yo me hubiera quedado sin nada.
No sabíamos si nuestros caminos volverían a unirse, si se podría superar todo aquel odio y volver a mirarnos a los ojos puramente. Solo mirábamos hacia delante, hacia el futuro incierto, esperando a otra persona que nos hiciera olvidar el dolor. 
Quizá nos equivocábamos desde el principio, y todo nos hacía volver al mismo sitio.

10 de julio de 2011

Ven a dormir conmigo, no haremos el amor, él nos hará.

Era tarde, muy tarde. Se dirigía ya a casa, para dormir, para olvidar aquella noche llena de altibajos, de momentos de descontrol total, y otros de bajón. Pero entonces, lo vio. Supo al instante que él no era como los demás. Era alto, rubio, con unos impresionantes ojos verdes y una sonrisa que enamoraría a cualquier chica. Pero, sin embargo, no fue eso lo que le llamó más la atención de él. Estaba solo, solo en una calle atestada de gente. Él se había sentado en un banco apartado de la multitud y miraba fijamente al frente, con la mirada perdida dentro de un mundo complejo y doloroso, donde nadie querría estar. 
Sintiendo la necesidad de hacer algo, se sentó sigilosamente a su lado. "Creerá que estoy loca", pensó. 
Ninguno de los dos dijo nada en un buen rato. Él parecía no haberse dado cuenta de su presencia, y ella se sentía demasiado tímida a su lado, a pesar de que normalmente no lo era. Por fin, después de algunos minutos en los que ella contuvo la respiración, él se volvió finalmente a mirarla. 
-Te estaba esperando-Dijo.
-¿A mí?-Logró contestar ella.
-Sí. Llevo meses observando cómo cada sábado sales de fiesta a las mismas discotecas, y luego regresas a la misma hora y por el mismo camino en dirección a tu casa. 
-¿Cómo es, entonces, que nunca me había fijado en ti?
-Porque tenía que ser así, esta noche.
Y sin pensarlo más, le dio un suave beso en los labios, pero que activó todas y cada una de sus terminaciones nerviosas. Fue como un calambre de electricidad, como si de repente se sintiera adicta a aquellos besos, como si algo se hubiera accionado y ya no hubiera marcha atrás. 
-Has pasado muchas noches esperando-Terminó por decir ella.
-Bueno... supongo que se pueden pasar todo tipo de obstáculos si el premio es algo que quieres de verdad.

1 de julio de 2011

Juro que si me dan a elegir entre la libertad y tú, te elijo a ti.

Es como una ráfaga de aire frío en pleno verano. Como sentir el calor de un radiador el 30 de diciembre. Como correr descalza por la hierba, y sentir su roce en la planta de los pies. Es mejor que comer chocolate sin medida, que sumergirte en una piscina, que bañarte en el mar. 
Fue más alucinante que una montaña rusa, que un viaje en avión con turbulencias, que tu comida favorita el día de tu cumpleaños, que la más bonita de las estaciones.
Es refrescante, aterrador, cálido, placentero, relajante, estimulante, soñador, prisionero.
Es el amor, con todos sus condimentos.