30 de diciembre de 2015

.

Todo va bien, o mejor dicho, todo parece ir bien hasta que de repente un día te preguntas el por qué de muchas cosas.
Por qué tienes que aceptar cosas que no son como tú quieres que sean. Por qué querer a alguien a medias tintas cuando lo que te gustaría es quererlo con todas las letras de la palabra, sin miedo. Por qué retener tus propios sentimientos dentro de un cajón y evitar dejar que afloren cuando más lo deseas. Por qué sentir a medio gas cuando hay un cohete dentro de ti.
Por qué aguantar todo lo que aguantas por miedo a hacer daño, a dolerle a alguien, a provocar el caos dentro de otra persona. Por qué guardarte todo lo que llevas dentro por la maldita manía de que te llamen precipitado, iluso, que vas demasiado rápido, que no gustarás, que agobiarás, que harás que se echen para atrás.
Por qué este miedo irracional a lo que podría llegar a ser pero no dejan que sea.

Para todos los cobardes incapaces de comprometerse con el instante.

14 de diciembre de 2015

Dark times

De cuando te das cuenta de que no puedes intentar arreglarte a ti misma con trozos de otra persona.
De cuando te cansas de intentar comprender lo que los demás necesitan y lo que necesitas es que los demás te comprendan a ti.
De cuando no estás en un buen momento y nadie parece verlo.


16 de noviembre de 2015

16

Hoy no quiero escribir por ti ni por mí. No quiero escribir porque me lean o porque no les interese ni una palabra de estas líneas.

Hoy quiero escribir porque es hoy, y porque hoy merece la pena escribir.

Por todo de lo que me acuerdo, y probablemente por todo lo que se me ha olvidado en este tiempo. Por no poder estar donde hoy me gustaría haber estado, o con quién. Por ser como soy y por cargarme a veces los mejores momentos. Por mi frialdad, por mi pasividad, por mí, al fin y al cabo.

Por la parte que nunca abandona mi muñeca, y por el peso que literalmente representa dentro de mí.

Por todos los noviembres, los 16, los 20, los 4. Y por intentar lo que nunca pude conseguir yo.

Por el último adiós, que nunca parece ser el último.

15 de noviembre de 2015

"You say that you love rain, but you open your umbrella when it rains.

You say that you love the sun, but you find a shadow spot when the sun shines.

You say that you love the wind, but you close your windows when the wind blows.

This is why I'm afraid; you say that you love me too."

30 de septiembre de 2015

Just like a moth drawn to a flame

Llevo varios días parándome frente a la pantalla esperando para rellenar con letras este gran espacio blanco. Pero... últimamente parece que ni siquiera las palabras pueden fluir dentro de mí. Estoy desubicada, fuera de lugar, de tiempo.
Cuando creías que las cosas podían, por fin, volver a ser diferentes. Que, increíblemente, habías encontrado algo fuera de lugar, algo especial, daba igual cómo, dónde o por qué. Cuando te permitiste a ti misma después de ni se sabe cuánto creer en algo.
Y aquí estoy de nuevo, escribiendo lo que estoy harta a sentir, a vivir, a experimentar. Cayéndome para volver a levantarme, más fácilmente cada vez que me pasa. ¿Triste? Yo diría que sí. La costumbre lo es.
Me dan verdaderas ganas de borrar muchos aspectos de mi vida en momentos como estos.
Pero, como siempre, por suerte o por desgracia, seguiré adelante. Una vez más.

8 de agosto de 2015

She's just happy

Así que en eso consistía. No en que te cubrieran a diario de bombones ni pétalos de rosa. No en que te dijeran todos los días todo lo que te querían, ni en que te demostraran frecuentemente lo importante que eras para ellos. No.

Consistía en que despertaran algo dentro de ti. En accionar ese botón imaginario que desencadenaba tu interés. En hacerte estar alerta las 24 horas del día, despierta, preparada para lo que tuviera que llegar. Siempre al borde del precipicio de lo que podría ser o no. Siempre pendiente.

Consistía en hacerte sentir viva. En que tu mundo temblara cuando no estaba, y ni tú misma consiguieras tenerte en pie sola. Vibrar con cada beso, con cada caricia, y sentirlo en cada centímetro de tu piel, de tu cuerpo.

Hacer que cada sonrisa fuera de verdad. Conectar.

14 de junio de 2015

Ni tú eres para tanto ni yo soy para tan poco

No escribo para llamar la atención. Todo lo contrario; de hecho, escribo porque esta es mi única vía de escape algunas veces. Mi vehículo de movimiento cuando nadie parece querer escuchar lo que llevo dentro. No me malinterpretéis, me gusta que la gente escriba por reconocimiento, para que otra gente pueda decirles lo bien que se expresan y lo identificados que se sienten con sus textos. Quizá yo me exprese peor, o no acabe nunca de conseguir decir lo que realmente quiero (que es lo que me pasa la mayoría de las veces), pero al menos siento que he descargado algo de todo lo que llevo dentro de mí en unas cuantas líneas.

Me encuentro perdida últimamente. Entre las incesantes dudas que me acechan, me doy cuenta de que me estoy olvidando de gente que creí que era importante en mi vida. Ahora me doy cuenta de que no. Quizá idealicé a una persona más allá de lo que nunca pudo llegar a ofrecerme. Igual pensé que podría hacerme feliz de alguna manera que nadie pudiera nunca llegar a entender. Hoy por fin comprendo que no es así. Me aferré a algo que en realidad no era nada, me dejé llevar y pensé que los golpes no eran más que incentivos para seguir apostando siempre por lo mismo, una y otra vez. Hoy me doy cuenta de que no, de que simplemente eran señales para que acabara con todo de una vez.
Aún hoy no creo que lo haya hecho. Pero... digamos que estoy un poco más cerca de la meta.
Cuando empiezas a darte cuenta de que alguien está de más en tu vida, volver atrás es bastante difícil. Y no puedo decir que no me sorprenda a mí misma escribiendo esto. Ni descarto ni descartaré durante bastante tiempo que en cualquier momento quiera venir aquí a borrar esto porque me he arrepentido... pero ahora no es ese momento, y hoy por hoy, esto es lo que siento.

Me gustaría haber llorado ríos amargos de lágrimas para darle más efusividad a este tema... pero la verdad es que hace tiempo que por determinadas cosas ya no tengo ni una dentro de mí.
Igual todo se limita a eso: si no te importa, no llorarás por ello.

Igual es la hora del cambio.

1 de mayo de 2015

Arrecife

Sabes, cuando la miro siento que el mundo se para. Es una sensación que no puedo expresar con palabras, no podría aunque quisiera. Su sonrisa me hipnotiza.

Porque ella no es como las demás, sabes, ella conoce el mundo, ella sabe de todo, es culta, inteligente, educada... es todo lo que nunca seré yo. Quizá por eso ahora estoy aquí, solo, escribiendo estas líneas en lugar de estar con ella.

Joder, yo la quería. Tanto que hubiera sido capaz de dejarle apoderarse de mí mismo hasta que ni yo me reconociera. Tanto que hasta cuando me dejaba compartir su tiempo con ella me dolía. Me dolía de amor, de felicidad. Me dolía el corazón por estar con ella. Ahora también duele, pero de otra manera...

Ella era perfecta, sabes, como un día de verano después de una tormenta, como el sol más espléndido en la playa de arena más blanca. Como lo que más te guste en el mundo. Así era ella. Serena y alocada a la vez, como solo ella sabía ser. Ahora me marchito sin ella, como una flor que ya no es regada por nadie, a la que todo el mundo ha olvidado y ha dejado aparte.

Se me parte el alma de imaginarla con otro. Es algo que me consume y que me aterra. Porque conocerá a otro, de eso estoy seguro. Será alto, guapo, fuerte, educado... todo lo que nunca fui yo. La llevará a sitios de ensueño, le regalará palabras más dulces que las que nunca pude relatarle yo. Y la querrá.

Porque es imposible no quererla.

Al igual que ahora siento que es imposible quererme a mí.

13 de marzo de 2015

You know our love would be tragic

Hoy quiero escribir. No por ti, ni por mí, ni siquiera por nosotros.

Quiero escribir porque de verdad me gustaría expresar lo que siento de alguna forma. Me reprimo, intento que las cosas resbalen, que los comentarios no afecten, que los pensamientos se alejen un poco cada día.

Lo cierto es que lo consigo a medias. No voy a mentir, olvidar no es fácil. Y, por suerte o por desgracia, para mí se hace más difícil. Qué gran fortuna los que pueden borrar fácilmente momentos y recuerdos. Yo no puedo.

A quien me dejó marchar un día. A quien yo dejé irse. A los que nunca llegaron a llegar y a los que se fueron sin siquiera haber llegado. Las gracias por haberme construido un día sobran. Los perdones por todo el daño causado nunca fueron recibidos. Y echar de menos se ha convertido en una costumbre demasiado fea.

Ojalá dejara de sonar en el aleatorio todo el rato aquella canción. Ojalá pudiera olvidar los sitios de esta maldita ciudad que me traen recuerdos. Ojalá pudiera borrar recuerdos como quien borra lápiz de un cuaderno. Ojalá.

Y ojalá tú te acordaras de esa canción, recordaras los sitios, recuperaras recuerdos.

Nunca tuve mejor forma de expresarme que estas líneas. Nunca me hizo falta más.

Y así me fue.

24 de febrero de 2015

Broken

Inevitablemente cierto. Tan cierto y tan verdad a la vez.
Me siento perdida. Como si todo encajara dentro de mí menos algo, una cosa que no me deja dormir, o que, más bien, me hace soñar cosas que no debería soñar a estas alturas. Me empeño en seguir, concentrarme en otras tareas, ignorarlo, dejar que pase, olvidar. Tan solo olvidar.

Pero no se puede olvidar lo que se ha sentido. La gente se siente vacía la mayor parte del tiempo, no ponen sentimiento en todo lo que hacen; nos hemos convertido en robots a la espera de que alguien despierte algo en lo más profundo de nosotros para hacernos revivir.

Yo no quiero convertirme en un robot. Quiero sentir, que me sientan, hacer huella, provocar lágrimas y que me provoquen llanto. Mirar con sentimiento, diciéndolo todo con tan solo una mirada larga y profunda. No quiero mirar sin ver ni ser visto y no visto.

Decís que estáis vacíos, pero solo lo hacéis porque en realidad no sabéis ver lo que tenéis delante. Si algo he aprendido en todo este tiempo es que lo que verdaderamente te marca es lo que te hace daño, y que tristemente solo aprendemos de los golpes que recibimos. Pero también hay que saber pedir perdón y saber ser perdonado. No podemos mirar a nadie por encima del hombro porque se arrepienta de algo malo que nos haya hecho, no podemos despreciar la debilidad, porque en ella verdaderamente está lo más puro de una persona. Si no pidiéramos nunca perdón por nada, no sentiríamos, no seríamos débiles, no amaríamos, no viviríamos, en definitiva.

Mira a tu alrededor. Tienes lo que tú mismo te has ganado. Y tienes a las personas que tú has sabido ganarte. Y, por supuesto, has perdido a los que no has sabido dejar de perder. A los que has hecho daño, humillado y pisoteado. Y puede que no te des cuenta de la situación hoy, ni mañana, ni en mucho tiempo. Pero habrá un día en que recordarás algo que te diga que ya no están y que en realidad nunca quisiste que dejaran de estar.

Y para entonces a mí ya no me faltará nada.