27 de octubre de 2011

How wonderful life is...

Los ojos más bonitos que había visto en su vida. Tanto, que no podía dejar de mirarla fijamente. Definitivamente, aquellos ojos verdes eran los que hacía tanto tiempo que buscaba. El brillo justo, expresando cada emoción de aquella personita sentada justo en frente de él. 
Desde ese momento, nada más ocupó sus sueños. Tan sólo podía soñar con aquellas pestañas largas hasta el infinito, aquellas pupilas pequeñas, rodeadas de verde, gris, marrón... por todas partes. Era como si aquella mirada le persiguiese a cualquier lugar al que fuera. Mirara a quien mirara, todas las miradas eran simples y pobres comparadas con la suya. Era una mirada que transmitía seguridad, pero a la vez una tremenda fragilidad, como si necesitara que alguien la protegiera de todos los obstáculos. Y, por supuesto, él sabía que era el adecuado para esa misión.
Quizás si se hubiera fijado antes en aquellos ojos, todo hubiera sido mucho más fácil.

23 de octubre de 2011

Necesitas decir que no a los miedos.

Ni siquiera ya sabía por qué esperaba. No tenía ni idea de por qué seguía sentada en aquella habitación, esperando que él volviera a buscarla, rescatara todos los momentos perdidos hasta ahora y la llenara de nuevo de ese amor tan puro que sólo él sabía darle.
Ni siquiera sabía por qué, pero lo hacía. Seguía mirando hacia atrás, esperando cualquier indicio, cualquier pista que pudiera indicarle que él había regresado. Esperaba, y esperaba. Esperaba día tras día, y se negaba a dejar de esperar. Quizá todavía no entendía que esperar no servía de nada, pero tenía miedo de que si dejaba de esperar, él regresara y ella ya no estuviera. 
Porque, lo que ella más temía por encima de todo, era fallarle. Haría cualquier cosa por hacerle feliz, aunque tuviera que sacrificar su propia felicidad por ello. 
A lo mejor ese fue el mayor de sus problemas.

19 de octubre de 2011

And when he's walking...

¿Quieres que te sea sincera? Está bien. Yo nunca busqué labios que al día siguiente de estar conmigo no supieran ni mi nombre. Yo quería un amor de esos de película, con besos eternos, sonrisas, y una relación en toda regla, de esas en las que el chico te viene a buscar a casa en su todo terreno gris para llevarte al instituto, o te regala dos docenas de rosas por San Valentín. Es cierto que nunca he sido capitalista, y que prefiero mil veces antes una púa desgastada pero con valor sentimental que un anillo de diamantes, pero tal vez la falta de amor me hacía desear esas cosas que nunca habían sido mi estilo.
Pensaba que tenía todo organizado, que sabía de quién me enamoraba, que jamás tenía dudas. Pero ahora... me miro al espejo y me doy cuenta de que echo de menos a alguien que aún no conozco. Que ninguna persona de mi entorno actual sabe aportarme lo que de verdad yo quiero... y me aterra. Me aterra no poder encontrar nunca a ese alguien que sé que está en alguna parte, muy lejos de mí, o tal vez demasiado cerca. Temo que nunca se me iluminen los ojos al ver a alguien dar la vuelta a una esquina, o cuando alguien me sonría.
Temo conocer ya a esa persona... y no querer darme cuenta.

18 de octubre de 2011

Maldito el maestro, y maldita la aprendiz.

Es así como te das cuenta de que realmente has encontrado a alguien importante. No importa que te falle, que te haga daño, o que se enfade contigo por cualquier tontería. Podría hacerte tantas cosas... y sin embargo, tú jamás te enfadarás con él. Jamás serás capaz de ponerle una mala cara, de mostrarle tu disgusto, tu decepción...
Y es así, como empiezas a admirar cada uno de sus defectos, por muy malos que sean, tú ya no puedes verlos como algo que te impida quererle. 

12 de octubre de 2011

El asco en persona...

Y hoy, me vuelvo a sentir sola. Sí, sola. Sola porque parece que todo el mundo encuentra por fin a quien quiere, que consigue lo que quiere. ¿Y yo? ¿Qué hay de mí? Parece como si nadie se preocupara por mis sentimientos, por lo que siento yo. 
Necesito a alguien que me haga sentir esa sensación que hace tanto tiempo que no vivo. Quiero despertarme por las mañanas y que el recuerdo de su voz, de su olor, me inunde y me haga soñar despierta. Quiero llegar a casa después de haber pasado la tarde con él y tumbarme en la cama y sonreír, sonreír de verdad, no como hasta ahora. 
A veces pienso que soy la única persona que no tendrá jamás una pareja una "media naranja" de esas que sabe todo de ti, te quiere, te apoya cuando nadie lo hace... a veces pienso que cuando quien quiera que fuese creó el universo, se olvidó de ese pequeño detalle de crear alguien a quien algún día llamaría "amor mío". 
Quiero alguien, joder. Alguien a quien pueda mirar y decir: cariño, eres sólo mío.

8 de octubre de 2011

...

Son estos momentos. Estos, cuando crees que el mundo se te cae encima por los cuatro costados, cuando crees que no eres más que un insignificante punto en medio de una sociedad que no te entiende ni nunca lo hará, que está demasiado preocupada de sí misma como para fijarse en alguien como tú. Son estos momentos cuando la soledad amenaza con tirar abajo la puerta de tu mente, y entrar, devastando todo a su paso. Estos momentos, ESTOS, son los momentos en los que te necesito. Estos son los momentos en los que sólo quiero oír tu voz tranquilizándome, diciéndome que todo saldrá bien, aunque no sea verdad, si sale de tus labios, yo me lo creo. Y es que, no sé exactamente cómo lo haces, pero eres el único capaz de hacerme sonreír aunque todo me vaya mal, aunque todo esté patas arriba y mi vida deje de tener sentido, llegas tú, y lo ordenas todo con solamente una sonrisa y un beso suave. Y así, despacio, me miras largamente a los ojos, y los problemas desaparecen. 
Son estos momentos en los que te grito sin voz que TE NECESITO, que necesito que me preguntes qué me pasa, por qué estoy así. Y, curiosamente, son justamente los momentos en los que nunca estás aquí.

5 de octubre de 2011

No me sueltes, jamás.


Y de repente te das cuenta de que todo ha terminado, de verdad. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo, y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas. Mucho antes. Y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta de que las cosas sólo ocurren una vez. Y por mucho que te esfuerces, ya nunca más volverás a sentir lo mismo.
Ya nunca más volverás a estar a tres metros sobre el cielo.

4 de octubre de 2011

Sólo ámame y que sea para siempre.

Dime, ¿Se puede sentir algo así? ¿Se puede sentir que mientras te miro, me entren ganas de llorar y reír a la vez? Tantos sentimientos confusos se acumulan en mi mente, no me dejan pensar, me bloquean por dentro. Y si pudiera decirte todo lo que pienso todas las noches, oh... sería perfecto. Sería perfecto poder hacer salir de mi boca todas las palabras que en la oscuridad de mi cuarto resultan tan fáciles de pronunciar. Cómo decirte, que ya no dejo de pensar en ti, que sólo busco tu sonrisa para respirar tranquila, y que ya no me valen las palabras de nadie más. Hacía tanto tiempo que no sentía esto, que tengo miedo. Tengo miedo de volver a fastidiarlo todo, de volver a sentir esa sensación de que me rompo en mil pedazos por dentro, de volver a perder lo que más quiero... 
Sé que dicen que si no arriesgas no ganas, pero a veces pienso que es mejor resignarse a algo que nunca podrá ser. Que es mejor mirarte desde lejos y pensar en que soy aquella persona que está hablando contigo. Que prefiero acercarme mucho a dónde estés, para poder sentir, aunque sólo sea un instante, tu olor, y guardarlo dentro, muy dentro de mí. Y seguir así, sintiendo que te quiero cada día más, pero sin intentar hacer algo con esto que tengo dentro y que me mata un poco más según pasa el tiempo. 
Te quiero. Quizá sean las palabras que, por cobardía, jamás llegue a decirte, aunque sólo tengan una acepción, y seas tú.