22 de diciembre de 2012

Right at you.

Te crees mi conciencia. Piensas que puedes controlar todos y cada uno de mis movimientos, que estoy a tu servicio, siendo una especie de esclava de tus sentimientos, de tus estúpidos juegos de rol.
Me has manejado como te ha dado la gana durante mucho tiempo y tienes absoluta seguridad de que las cosas no cambiarán nunca. Y la culpa la tengo yo.
Fui yo la que elegí sólo escuchar lo que tú me decías, hacer lo que tú creías que era lo correcto, dejar de hacer aquello que te molestaba.
Has despertado lo mejor que había en mí, mis ganas de seguir adelante, de no rendirme jamás, alimentada por falsas esperanzas que acababan por no cumplirse. Vivía de ilusiones, y esas han sido precisamente las que me han llevado a donde estoy ahora. A este punto donde no hay retorno, donde o lo tengo todo o me quedo sin nada, donde andar con pies de plomo ya ni siquiera sirve.
La luz deslumbrante de tu mirada me hipnotizó, para qué negarlo a estas alturas. Pero una acaba por acostumbrarse a la luz, por muy cegadora que sea.
Espero que te guste la oscuridad.

18 de diciembre de 2012

Too dumb to realize.

Naces. Creces. Aprendes a comportarte en sociedad, a relacionarte... o a no hacerlo.
Empiezas a entender lo que está bien y lo que está mal, o al menos lo crees así.
Entonces te despiertas un día, pensando que va a ser como otro cualquiera, pero te das cuenta de una cosa: nada de lo que tienes es lo que esperabas. Miras atrás y los errores que has cometido son tantos que ni siquiera puedes ver algo bueno entre todo ese odio, esas decisiones mal tomadas que pensabas que te traerían días mejores.
¿Que cómo has llegado a este punto? Ni tú misma llegas a entenderlo muy bien. Pero te has dado cuenta tarde, demasiado tarde. Intenta cambiarlo ahora, sería inútil. Arregla ahora el daño que has causado, no creo que puedas.
Todo es tan relativo que hasta asusta. Cuando estás en la cima de la montaña ni siquiera te molestas en mirar hacia abajo; pero cuando caes precipitadamente, sin vuelta atrás, y llegas al fondo del abismo, aprendes la gran lección: "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes".
Yo cambiaría esa frase por: "sabías perfectamente lo que tenías, pero no creías que lo perderías".
Y te das cuenta de que, a lo mejor, la felicidad no está hecha para ti. A lo mejor no es tu objetivo en esta vida.
A lo mejor simplemente debes dejar que todo pase.

6 de diciembre de 2012

Bonito diciembre.

Joder, sí que llevaba tiempo sin escribir.
Podría poner mil excusas de por qué he tenido esto tan abandonado casi un mes, pero en realidad el único motivo es que no tenía qué poner.
Últimamente se me ha acabado la inspiración, supongo que porque no pasa nada. Porque la insoportable rutina de hacer todos los días lo mismo con la misma gente impide que pueda sentir nada nuevo, impide que la vida se vuelva más interesante. Y no es que no me guste estar con las mismas personas día sí y día también, no me malinterpretéis, pero... a veces es necesario cambiar. No solo por mí, sino por la gente que me rodea, que a veces también se merecen descansar un poco de mí, ¿No?
Me he replanteado tantas veces cambiar de vida que me asusto a mí misma. ¿De verdad tengo esa necesidad inminente de cambiar? ¿En serio va todo tan mal?
Bueno, es cierto que no es una buena época, pero, en realidad, ¿Hace cuánto que no lo es? Ni me acuerdo. Evito pensar en ese tipo de cosas y punto. Se arregla. Bueno, no, no lo hace, pero al menos me hace llegar cuerda al día siguiente.
Porque si pienso en ello... bueno, consigo llegar a conclusiones que no gustarían a nadie. Creo. Me planteo gritar todo lo que nunca me atreví a decir a toda la gente de mi vida, y a lo mejor ellos no responderían de la mejor manera. Es más, estoy segura de que no lo harían.
Es complicado, y sé que posiblemente no entendáis la mitad de lo que escribo. Lo siento, nunca he sabido expresarme demasiado bien, no es uno de mis puntos fuertes (si es que yo tengo de eso).
Supongo que ahora me quedaré más a gusto, después de haber escrito lo que llevo sintiendo algún tiempo.
O puede que no, que simplemente procure seguir evitando pensar en tantas cosas... que al final tenga que acabar por dejar de pensar del todo.