A veces me gustaría tener un diario de lo que va a pasar en mi vida, así a lo mejor no me empeñaría tanto en intentar cambiarla y solo dejaría que la corriente me meciera lentamente hasta donde debo ir.
He soñado tantas veces que tú eras mi destino, que a veces lo confundo con la propia realidad. He imaginado mil maneras diferentes de volver a quererte y hacer como si no hubiera pasado nada; volveríamos a ser felices, como algún día lo fuimos.
¿Y sabes qué es lo que más me fastidia? Que parecemos tener un imán. Parecemos pensar a la vez lo mismo, y estoy cansada. Cansada de que lo que pensamos se quede en eso, pensamientos.
Demasiado cobardes para admitir lo que todo el mundo grita a nuestros oídos. Demasiado cobardes para dar la cara y admitir lo que ambos sentimos.
No podría definirlo de otra forma.